Sant Salvador de Breda
BREDA
El municipio de Breda está situado en el interior de la comarca de la Selva, a los pies de la parte oriental del macizo del Montseny. Se extiende en el valle formado por las montañas de Montsoriu, la sierra de Gaserans, el Montnegre, la sierra de Sant Llop y el propio Montseny. Limita con las poblaciones de Riells i Viabrea, al Oeste, y Sant Feliu de Buixalleu, al Este.
La primera noticia documental sobre el lugar aparece en un privilegio del rey Luís el Tartamudo del año 878, por el cual el obispo de Barcelona recibe una serie de territorios en el Vallès Oriental y las laderas del Montseny, entre los que figuraba la población de Breda. A pesar de todo, parece que el núcleo poblacional no se originó hasta el año 1038, cuando se fundó el monasterio benedictino de Sant Salvador. La construcción de dicho cenobio fue impulsada por el vizconde gerundense Guerau I de Cabrera y su esposa Ermessenda, hija del noble local Amat de Montsoriu. Treinta años después, el 4 de octubre de 1068, fue consagrada la iglesia abacial por los obispos de Girona y de Barcelona. La instauración de la vida monástica en el valle propició el aumento de la población. La jurisdicción del territorio pertenecía al castillo de Montsoriu, y desde el siglo xiii formo parte de la bailía de n’Orri.
La villa de Breda se vio especialmente afectada por la guerra de la Independencia, en 1809, a causa del asedio de la población vecina de Hostalric; incluso el monasterio quedó abandonado temporalmente, aunque luego se mantuvo activo hasta la desamortización de 1835.
Desde el siglo xvi destacó, en Breda, una activa industria del metal, con la fabricación de llaves y más tarde de armas, en auge hasta entrado el siglo xvii. Otra de las actividades importantes de la población fue y sigue siendo hoy la alfarería. En la actualidad, existe también una dedicación importante a la industria de la madera y el mueble.
Antiguo monasterio de Sant Salvador de Breda
Lo que hoy es la iglesia parroquial de Sant Salvador de Breda, antaño había formado parte de un monasterio que se convirtió en un importante centro de peregrinaje en época medieval. En realidad, del conjunto de época románica quedan solo el imponente campanario y una de las galerías del antiguo claustro. El templo actual es una obra de época barroca.
El cenobio fue fundado en el siglo xi por los vizcondes de Girona Guerau I y Ermessenda de Montsoriu, tal y como se recoge en el acta fundacional, en la que expresan la voluntad de salvar sus almas y las de su hijo Ponç de Cabrera. El 4 de junio de 1038 se iniciaron las obras de construcción del edificio, patrocinadas por Sunyer, abad de Sant Salvador. Sunyer, nunca vio terminadas las obras ya que murió en 1067 antes de que se concluyeran dejando como sustituto al abad Amat. En 1068 el monasterio fue consagrado por el obispo de Girona, Berenguer Guifred y el de Barcelona, Berenguer. Asistieron también Ponç de Cabrera, hijo del ya difunto vizconde Guerau I, y Sibil·la, su esposa.
Durante los primeros años se realizaron importantes reformas de ampliación que incluyeron la construcción de la iglesia de Santa Maria, erigida para acoger a los numerosos peregrinos y fieles que acudían al monasterio. En 1263, el vizconde Guerau IV donó las reliquias de los santos Iscle y Victòria.
Sant Salvador de Breda aparece nombrado en una confirmación de bienes del cenobio de Sant Cugat del Vallés por el papa Urbano II, y, más tarde, se vuelve a citar entre las posesiones de dicho monasterio.
Actualmente, los elementos románicos que se conservan son el campanario y un galería del claustro porticado. La torre del campanario es de planta cuadrada y esta estructurada en 5 pisos con un total de 32 metros de altura. Los pisos están separados por arcos ciegos terminados por un friso de dientes de sierra. El primer nivel tiene tres ventanas aspilleradas de arco de medio punto con un solo derrame. El segundo piso tiene dos ventanas de arco de medio punto a cada lado y el tercer piso tiene una estructura muy parecida al segundo, si bien varía ligeramente en las dimensiones de las ventanas y la amplitud de los muros. En el cuarto y el quinto nivel hay dos ventanas geminadas por fachada, estas son de arco de medio punto sostenido por una columna central coronada por un capitel mensuliforme muy simple en forma trapezoidal.
La historiografía adscribe este campanario a los modelos prototípicos del llamado primer románico, comparándolo con la torre de Carlemany de la catedral de Girona, el campanario de la catedral de Vic o el de Sant Miquel de Cuixà. En cualquier caso, se trata del ejemplo más importante conservado de campanario románico en la comarca de
Lo que queda del antiguo claustro es una única galería porticada correspondiente a la ala norte del conjunto, adosada al muro meridional de la parroquia de Sant Salvador. Fue restaurada en 1931: se recolocaron las columnas que faltaban y se reconstruyó el porche. La galería esta cubierta por una estructura de envigado de madera sustentada por arcos de medio punto. Las columnas, agrupadas de dos en dos, responden a una tipología ya tardía dentro del lenguaje arquitectónico románico. Se considera una construcción de finales del siglo xiii o principios del siglo xiv. Los capiteles son todos iguales, compuestos por formas vegetales sencillas, imitando hojas de acanto; uno de ellos se conserva, por cierto, en la colección del MNAC.
Gran parte del claustro fue destruido en 1877 durante la última guerra carlista, mientras que otra parte fue trasladada a la ciudad de Blanes a principios de siglo xx.
Fragmentos de esculturas
Dentro de la actual rectoría se conservan elementos escultóricos fragmentarios que pertenecieron, probablemente, a la portada románica de la primitiva iglesia monástica. Los fragmentos pertenecen a una cabeza de hombre barbado, tocado con una especie de sombrero; parece vincularse a una especie de nicho.
Por otra parte, se conocen dos relieves más de la misma procedencia, hoy en paradero desconocido. El primero, con la escena de un Descendimiento, se conoce por una fotografía antigua (fondo Cuyàs, en el Institut Cartogràfic de Catalunya). El segundo es un tondo con la escena de la sagrada familia, que estuvo durante años colocada empotrada en la fachada de una casa del mismo municipio en la Calle de Sant Josep, tal y como atestigua la fotografía del fondo Salvany de la Biblioteca Nacional de Catalunya. Dicho relieve estaba, en la década del 1990, en manos de un coleccionista particular de Puigcerdà.
Texto y fotos: Marina García Carbonell – Planos: Isabel Font Mercader
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, V, p. 286-287; Coll i Castanyer, J., 1971; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XIV, pp. 409-439, XVI, p. 141; Pladevall i Font, A., 1968, pp. 186-192.