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Ábside de Sant Diumenge de Su

Identificador
25186_05_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.888183, 1.563998
Idioma
Autor
Nuria Trigueros Beltrán
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Diumenge de Su

Localidad
Su
Municipio
Riner
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Su

Descripción

Iglesia de Sant Diumenge de Su

La villa de Su se sitúa en el sector meridional del municipio de Riner, en la parte baja de la sierra de Pinós, en una zona llana conocida como Pla de Su. A las afueras del pueblo, en dirección norte se levanta la antigua casa de Santo Domingo, un caserío que en el siglo xii recibía el nombre de Sant Domí. Adosada a la casa se levanta la capilla de Sant Diumenge. Para llegar, desde Su hay que tomar la carretera hacia el santuario del Miracle y aproximadamente a 1 km desviarse a la derecha siguiendo la indicación de Mas Sant Diumenge.

 

El lugar de Su aparece mencionado por primera vez en 1055 en la donación de un alodio por parte de Dalmau de Cervera, su esposa Elisava y su hijo Hug a un tal Guifré y esposa. En efecto, el término debió de pertenecer entre los siglos xi y xiii a la familia de los Cervera, señores de Riner, que lo tenían cedido en castellanía a los Riner. Así lo demuestran diversos documentos, como la donación de 1180 por parte de Ponç IV de Cervera y su mujer, la marquesa de Ribelles, a Santa Maria de Solsona de un honor en Su; o la venta  realizada en 1282 por Ponç V de Cervera y su mujer Bertomeua del lugar de Su, con todos sus caseríos, a favor de Berenguer de Font. Constan también como feudatarios de Su la familia de Joval y, ya hacia 1300, los Jorba. A finales del siglo xiii, la aldea y sus dominios pasaron a formar parte, junto con Riner, del condado de Cardona. La iglesia de Sant Diumenge de Su, como todas las que forman parte del término de Riner, debió de depender desde su fundación de la parroquia de Sant Martí de Riner, que es mencionada en los documentos de la época como iglesia mater de la zona. Sin embargo, no se ha encontrado referencia documental específica del templo dedicado a santo Domingo, aunque sí del caserío homónimo. Por ello, se ha de suponer que esta capilla estaría incluida en la donación que en 1103 Ponç Hug de Cervera, nieto de los antes nombrados Dalmau y Elisava, efectuó a Santa Maria de Solsona, de la iglesia de Sant Martí y de todas las que de ella dependían, a excepción de Santa Susanna, que había sido donada previamente a Santa Maria de Castellfollit. La vinculación de estas iglesias a Santa Maria de Solsona fue refrendada por el papa Eugenio III mediante la bula de 1150, mientras que sendos documentos de 1163, 1180 y 1188 confirmaron nuevamente la pertenencia de las iglesias de Riner a dicha canónica. Del mismo modo, gracias a un documento de 1198 se sabe que Pere, prepósito de la canónica de Solsona, encomendó la iglesia de Riner y todos sus dominios (entre los que se encontraría Sant Diumenge) a Vivet, capellán de Riner, para que evitara su deterioro y efectuara mejoras en la medida de lo posible. Por otro lado,  en lo que respecta al caserío y sus propietarios, también carecemos de referencias documentales. En un documento de conveniencia entre Ponç de Cervera y su castellano Pere de Riner, datado en 1142, constan las firmas de Berenguer y Pere de Santdomí, que actuaron como testigos. Así mismo, la finca de Sant Diumenge aparece, junto a otras propiedades en el término de Riner, en el documento de la referida venta a Berenguer de Font, por parte de los Cervera.

 

La capilla está adosada al muro sur del caserío y consta de una sola nave de planta rectangular de reducidas dimensiones (6 m por 12,40 m) y un ábside semicircular. Del edificio original se conservan el ábside y parte de los muros laterales. Aquél es liso y presenta en su centro una ventana de doble derrame y arco de medio punto. Un fragmento de cornisa, que debía de coronar la parte alta del muro primitivo, separa las dos fases constructivas que se aprecian en la cabecera. Mientras que en el nivel inferior, atribuible a la campaña románica, se utilizan sillares regulares y bien tallados, en el superior, correspondiente a una intervención de época gótica, se emplea sillarejo, más irregular y tosco, aunque también dispuesto en hiladas más o menos uniformes. En esta parte superior se abre una ventana rectangular.

 

Sin duda, el elemento más interesante de esta capilla es la portada situada en el muro oeste. Está formada por dos arcos de medio punto en degradación con dovelas bien talladas y encajadas, aunque de tamaño algo desigual, mayores en el arranque que en la parte superior. Recorre la arista del liso arco inferior una moldura de perfil abocelado. Por su parte, el arco exterior, que repite el mismo tipo de moldura, tiene las dovelas enmarcadas por una imposta con ajedrezado –que J. Camps ha puesto en relación con la decoración del campanario de Santa Maria de Solsona– y una chambrana con motivos vegetales y geométricos a base de palmetas y líneas paralelas en zigzag. Estos motivos decorativos pueden ponerse en relación con la cercana portada de Santa Maria de Torredenegó. Parece plausible situar la realización de esta portada entre finales del siglo xii y la primera mitad de la centuria siguiente.

 

En el interior, una cornisa de perfil biselado recorre el muro separando las dos fases constructivas del edificio. La parte inferior corresponde a la fábrica románica, con sillares de tamaño irregular, pero bien tallados y dispuestos en hiladas. La superior, resultado de un sobrealzado en época gótica, coincidiendo con la construcción del caserío, presenta un aparejo menor y más rudo. También la bóveda apuntada, hoy rebozada de cal, corresponde a la campaña gótica, así como probablemente la puerta abierta en el muro sur, que comunica con la finca. Ésta se resuelve mediante arco de medio punto adovelado, con aparejo irregular y dintel monolítico. Un retablo de época moderna oculta completamente el espacio ábsidal

 

Texto y fotos: Nuria Trigueros Beltrán

 

Bibliografía

 

Bach i Riu, A., 2002, I, pp. 65, 63 y 122-124; Bach i Riu, A., 2002, II, pp. 52 y 726; Camps i Sòria, J., 1987, pp. 267-268; Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI, pp. 75-84; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 267-268; Llorens i Solé, A., 1986-1987, II, pp. 487-491; Vidal Sanvicens, M. y Vilaseca López, M., 1979, pp. 279-280.