Identificador
              19218_01_060n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              41º 1' 13.05'' , -2º 56' 31.91''
          Idioma
              
          Autor
          César del Valle Barreda
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Pinilla de Jadraque
          Municipio
              Pinilla de Jadraque
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              EL TEMPLO, que sirve como parroquia vecinal, se alza  al suroeste de la villa. Asentado sobre un gran desnivel,  sus alas norte, oeste y este dan a pequeñas calles,  mientras que la fachada meridional se asienta sobre un  pequeño montículo que salva el desnivel del enclave. En  torno a este lado sur se dispone un pequeño murete y unas  escaleras de doble tiro que permiten el acceso a la iglesia.  El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1965.  Los materiales utilizados en la construcción de la iglesia  son diversos. Se da la mampostería con sillares de  refuerzo en las esquinas de los muros de la nave y de la  cabecera. La sacristía, la espadaña y la galería porticada se  realizan con sillar de buena labra. Los muros sur y oeste,  que se asientan sobre el montículo, disponen de un zócalo  de sillarejo de piedra caliza que iría encalado, según los  restos que se observan. La cabecera se asienta igualmente  sobre un basamento del mismo sillar de caliza. Se separa  del arranque de los muros de mampostería con una línea  de imposta. La cubierta de la iglesia se realiza a dos aguas  en la nave, con teja cerámica curva, y a cuatro aguas en la  cabecera. Bajo las cubiertas sur y norte se disponen canecillos  sustentando el alero. La mayoría son de proa de nave  sin decoración, aunque sobre la galería porticada se ven  algunos de modillón o asemejando volutas.  La iglesia presenta una sola planta rectangular rematada  en cabecera cuadrada. La sacristía se adosa al ala sur,  junto a la cabecera, sobre el mismo basamento antes mencionado.  Cuenta con espadaña a los pies, realizada en  sillar, con dos cuerpos a los que divide una sencilla línea  de imposta. Al cuerpo que alberga las campanas se abren  cuatro arcos de medio punto; dicho cuerpo se remata en  triángulo. Esta espadaña está vinculada a la cercana del  pueblo de Hontoba, que presenta el mismo número de  huecos de campana e idéntica robustez en la factura. En el interior sólo conserva de época románica parte  de los muros y el paso al ábside. Éste se hace mediante un  arco triunfal de medio punto doblado que apoya sobre  semicolumnas adosadas al muro sobre plinto, todo ello  realizado en sillar. El capitel del evangelio tiene decoración  vegetal de piñas secas, que nacen de espigas que se  asemejan al trigo, tan común en la zona. El lado de la  epístola cuenta con el esquema vegetal que se ve en la  portada de acceso. La cabecera fue desmochada en el  siglo XVI, momento en que el ábside semicircular se pasó  a un testero recto. A pesar de todas las transformaciones  acaecidas en el templo, aún conserva el aspecto que debió  de tener a principios del siglo XIII, fecha en que se comenzó  a construir.  Al mediodía se dispone la joya de este templo: su  galería porticada. Consta de dos alas, situadas a poniente  y a mediodía, disposición muy frecuente en las iglesias de  Soria y Segovia, y está asentada sobre un basamento de  sillares con restos de encalado. Se dispone en dos secuencias  de cuatro arcos de medio punto separados por dos  machones que forman el vano de entrada. Los arcos laterales  voltean sobre columnas dobles con cimacio y ábaco  pronunciado y capiteles con cesta vegetal sobre collarino.  La talla de los capiteles es muy esquemática y estilizada,  combinando las hojas de acanto con volutas pronunciadas.  Las basas se disponen bajo un sillar con toro y escocia a los  que flanquean en sus cuatro esquinas decoración de lengüeta,  a modo de garra de león. El ornato vegetal de las  cestas se asemeja a los de la iglesia de la Trinidad de Atienza.  Bajo el intradós del vano de acceso se adosan dos pares  de columnas con capiteles decorados con pequeñas volutas  cruzadas bajo un collarino lobulado. En el ala de poniente, bajo la espadaña, se abren tres  arcos de medio punto con el mismo esquema de volteo  sobre columnas dobles, como en la crujía sur. El último de  los arcos parece ser que sirviera como ingreso, aunque en  la actualidad es tan alto que se necesitaría un estudio  arqueológico para determinar su uso. Son destacables las  cestas de los capiteles de sus columnas adosadas; en ellas  vemos un desarrollo de las hojas envolviendo las bolas  situadas entre los dos capiteles. La particularidad de esta  crujía es la decoración historiada de dos de sus capiteles.  El primero, y más oriental, tiene decoración en sus  cuatro caras. En la meridional, aparece Cristo dentro de la  mandorla mística, en actitud de bendecir y flanqueado por  los cuatro evangelistas, personificados en sus representaciones  animales. Debido a la fuerte erosión en su piedra  sólo es visible el ángel, que representa a San Mateo, y las  alas del águila de San Juan. El león de San Marcos y el toro  de San Lucas son prácticamente imperceptibles. El frente oriental presenta dos ángeles en las esquinas  que flanquean la imagen de Cristo crucificado, con dos  personajes que sujetan la cruz. Tradicionalmente se han  identificado estas figuras con la Virgen y San Juan o con  los dos hombres buenos. Sin embargo, una mirada atenta  a los dos personajes nos lleva a ver las llaves de San Pedro,  en las manos del personaje de la izquierda, justo bajo la  cruz. Parece que el otro sujeta un objeto colgante con un  cordel, aunque por el desgaste es prácticamente imposible  de interpretar. Teniendo en cuenta la iconografía de todo  el capitel, el elemento colgante podría ser la balanza con  la que San Miguel pesa las almas de los condenados. La cara norte contiene tres personajes con túnica,  tocado acordonado y barba. Portan en sus manos dos  utensilios: copas y pergaminos. Entre los personajes primero  y segundo se coloca lo que parece ser un báculo o  una figuración de una palma, este detalle ya lo vimos en la  cara sur entre la mandorla y los evangelistas. Esta escena  ha sido interpretada tradicionalmente como una adoración  de los reyes magos, aunque Inés Ruiz Montejo apunta la  posibilidad de que sean ancianos del Apocalipsis que portan  las copas con la sangre de los mártires. La última cara a poniente comienza con un personaje,  semejante a los anteriores, que porta también la copa y el  pergamino; pudiera ser otro anciano apocalíptico que mira  la escena que viene a continuación. Un busto que parece  salir de un sepulcro seguido de dos personajes que podrían  estar togados, aunque su desgaste no permite una clara  iconografía. Los autores que han estudiado la escena tienen  diferentes teorías; Nieto Taberné apunta a un bautismo  de Cristo, Inés Ruiz Montejo se decanta por un juicio  a un resucitado y José Ramón López de los Mozos toma la  opción del nacimiento de Cristo. Siendo la que creemos  más acertada aquella del juicio a un resucitado, podemos  inclinarnos por la teoría de que todo el capitel sea una  breve representación del Apocalipsis de San Juan en cuatro  de sus relatos más destacados.  El capitel anejo a éste cuenta con decoración en tres de  sus caras, puesto que la cara norte está encastrada al  machón del sillar anejo. Se representan tres personajes  tunicados con tocado en la cabeza. Unidos a ellos mediante  peces, hay dos tritones de doble cola situados en las  esquinas. La identificación con tritones es algo engañosa,  pues puede confundirse con sirenas, aunque los personajes  que nos ocupan carecen de atributos femeninos, como el  pecho, y tienen barba. Los tritones eran hijos de Poseidón  y Anfitrite en la cultura clásica, y en los códices prerrománicos  la personificación del mar. Mediante la interprelatio cristiana  estos repertorios pasaron al imaginario medieval. De  los dos tritones, sólo el más occidental queda como testimonio  completo; el otro se destruyó al destabicar el intercolumnio  y sólo sobrevive la doble cola de pez. Aparecen  con el torso desnudo, extremidades de cola bífida y un  tocado que recoge su melena hasta los hombros. Es destacable  la incisión circular en su torso, asemejando el ombligo.  Este capitel ha sido estudiado por diversos autores que  han dado diferentes significaciones para su iconografía.  Inés Ruiz Montejo identifica a los personajes como sirenas  barbadas que sostienen peces con otros personajes con  filacterias. Ella alude al aspecto pecaminoso de las sirenas  que, junto al sentido fálico de los peces, da una iconografía  del pecado con una fuerte carga erótica. J. R. López de los  Mozos se inclina por la significación del tritón como símbolo  de bondad y a los dos personajes como Adán y Eva  con el pez, como símbolo de pecado, todo bajo la influencia  del folklore y la mitología popular. Tomás Nieto Taberné  describe el capitel como la figura de un hombre barbado  con peces en las manos flanqueado por dos figuras  femeninas que sustituyen sus piernas por colas de pez, sin  ofrecer ninguna significación iconográfica.  Esta misma escena se representa en otras galerías porticadas;  el ejemplo más cercano por distancia e iconografía  es el representado en la iglesia de Santa María del Rivero  en la población soriana de San Esteban de Gormaz. En  ella, un hombre con turbante y piernas en forma de cola de  sirena tiene a ambos lados personajes ataviados con kaftan  que se acarician la barba. La sirena del bestiario de Oxford  aparece con una sola cola, sin embargo porta un pez en su  mano derecha vinculándose a la escena. Así, en un capitel  del hospital francés de Saint Jean de Angers del siglo XII se  representan sirenas con peces en ambas manos. La talla de los capiteles puede denominarse tosca;  aunque las incisiones son de gran sencillez, todo el conjunto  forma una simetría adecuada a su marco. Esto hace  que, si bien la labra no está muy definida, los temas representados  fueran bien entendidos por los feligreses de la  iglesia en su sentido doctrinal, hecho buscado tanto por  ella como por el maestro que los talló.  El final de la galería hacia poniente se encuentra tabicado,  formando una estancia en la que se halla situada la  pila bautismal, fechada en el siglo XVII. A los pies de la iglesia,  en muro de mampostería que da paso a la galería, se  encuentra una puerta arquitrabada con madera.  La portada de acceso al templo se dispone en el  segundo tramo, en correspondencia con el interior.  Enmarcada en un cuerpo saledizo de sillar, del que se ha  perdido la parte superior, se asienta sobre un pequeño  zócalo del mismo material. Formada por cuatro arquivoltas  muy abocinadas y decoración en arista viva en las tres  interiores, la arquivolta externa se decora con motivo de  sogueado. Se apoyan en una cornisa con ornato de taqueado  jaqués que recorre todo el cuerpo de portada. Bajo éste,  la segunda arquivolta es la única que voltea sobre columna  de capitel vegetal combinado con bolas, basa con escocia  y lengüeta. El taqueado lo vemos en iglesias sorianas cercanas,  como la iglesia de San Martín de Rejas. Las demás  arquivoltas descansan sobre jambas sin decoración. Este  acceso está vinculado, por su disposición y ornato, con el  de Castilblanco de Henares, aunque con una talla más  complicada. El efecto de conjunto es austero y elegante,  con decoración matizada.
           
        
    