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Vista general de Santa Cecilia de Molló

Identificador
17107_07_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.348733, 2.405128
Idioma
Autor
Martí Beltrán González
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Cecília de Molló

Localidad
Molló
Municipio
Molló
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Cecilia de Molló

Descripción

MOLLÓ

 

El municipio de Molló comprende la orilla izquierda de la cabecera del río Ritort, afluente del Ter, y su extenso límite norte configura desde la firma del Tratado de los Pirineos, en el año 1659, la frontera física entre Francia y España. Su término municipal está situado en el límite noroccidental de la comarca del Ripollès y forma parte del valle de Camprodon. A pesar del carácter montañoso del terreno predominan los prados de hierba, que tradicionalmente aseguraban el alimento a los grandes rebaños trashumantes.

 

 

Iglesia de Santa Cecília de Molló

 

La iglesia dedicada a Santa Cecilia se encuentra en la vertiente de levante del pueblo de Molló y se llega por la carretera C-38 que conduce al Collado de Ares desde Camprodon, población de la que dista unos 10 km

 

El lugar de Mollione aparece citado por vez primera el año 936 y posteriormente se vuelve a mencionar repetidamente como Moion, Moyone o Moyono. Poco se conoce de los orígenes de la parroquia hasta el año 936, aunque es probable que ya existiese cuando se configuro el núcleo de Camprodon en el año 904. Desde sus orígenes perteneció al obispado de Girona y era de dominio condal. En el siglo xi es probable que se acometiese una reforma del templo primitivo, aunque tan solo queda constancia de una primera fase de construcción de la torre campanario.

 

El posible carácter defensivo de la construcción de Molló podría deberse a que fue un punto de fricción entre los condes de Besalú y los vizcondes de Castellnou, en el Rosellón. Este hecho queda atestiguado cuando, ya en el año 1009, el conde Bernat II de Besalú se alió con el noble Guillem Hug contra Guillem de Castellnou, que pretendía apoderarse de Mollet, Tuïr, Prats de Molló y Molló, todas ellas villas del condado de Besalú. El templo pasó a manos del monasterio de Santa Maria de Ripoll en el año 1141,

cuando el conde de Barcelona Ramón Berenguer III pidió ser enterrado en el citado cenobio, cediendo en contraprestación, entre otras posesiones, el alodium meum proprium quod habeo in comitatu Bisuldunensi, scilicet in parrochia Sanctae Caeciliae de Mollo, sive in villa Mulnau. En el mismo año, el obispo Berenguer de Girona cedió la posesión y sus derechos de la parroquia (Sanctae Caeciliae de Moion cum decimis et primitiis, alodibus, atque oblationibus fidelium, tam vivorum quam defunctorum, cunctisque suis pertinentiis quae juris esse eius dinoscuntur vel fuerint), y unos pocos años más tarde, el 1167, la bula del Papa Alejandro III confirmó la donación a favor del monasterio. La fábrica actual data de finales del siglo xii, momento en el que se acometió una reforma total de la nave de la iglesia y se continuó con la construcción de la torre campanario iniciada en la centuria anterior.

 

Ya en el siglo xx, durante las diferentes vicisitudes acontecidas durante la Guerra Civil, se perdió el antiguo retablo gótico y también desaparecieron tanto parte de los herrajes de la puerta de entrada como una imagen románica, todo ello según el testimonio del historiador Joan Sutrà, que en aquellos años ejercía de agente de recuperación del patrimonio artístico nacional. Entre los años 1927 y 1955, bajo la dirección del arquitecto conservador Alejandro Ferrant, se restauró la parte superior del campanario y se derribó la antigua sacristía del templo. La documentación del proyecto se conserva en el fondo personal del arquitecto, que se encuentra archivado en la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu. Recientemente, durante el año 2013, se ha realizado una pequeña intervención en el edificio para limpiar y mejorar algunas deficiencias estructurales que se adivinaban en el campanario y en la fachada norte, así como para restaurar la bóveda del coro.

 

La iglesia de Santa Cecília de Molló presenta una planta de nave única rematada por un ábside semicircular orientado hacia levante. Una característica interesante de la planta es la presencia en la zona inmediatamente anterior al presbiterio de dos capillas laterales que sobresalen ligeramente del largo de la nave, dando la impresión de estar formando un incipiente crucero. El ábside está cubierto por la habitual bóveda de cuarto de esfera y en su interior presenta como decoración un friso formado por diferentes grupos de tres dientes de sierra separados por ménsulas lisas. El ábside tiene la particularidad de que su diámetro es notablemente inferior al ancho de la nave, característica que comparte con los de otras iglesias de la comarca, como Sant Jaume de Queralbs, Sant Sadurní de Fustanyà o la Mare de Déu del Remei del Serrat. El espacio presbiteral se encuentra a mayor altura del resto de la iglesia y se accede a él mediante un par de escalones; la adecuación al mayor ancho de la nave también se asegura mediante dos arcos apuntados en degradación, en los cuales continúa el friso presente en el ábside para llegar a la nave, donde, en este caso, continúa la decoración con otro friso de aspecto liso dispuesto a la misma altura.

 

La nave está cubierta por una bóveda apuntada segmentada por tres arcos fajones, que son reforzados por contrafuertes visibles exteriormente, que aseguran la estabilidad del templo debido a su altura. La decoración exterior es austera y consta de pocos elementos; destaca, en el ábside, una cornisa sustentada por ménsulas lisas, esquema que, según Puig i Cadafalch, corresponde a un momento avanzado de la segunda mitad del siglo xii. Los paños exteriores también presentan una especie de zócalo que se dispone siguiendo las irregularidades del terreno por todo el perímetro de la iglesia. El muro de poniente presenta, a ambos lados, sendas lesenas; éstas conforman un amplio espacio central en el cual se encuentra una de las aberturas del templo.

 

La iluminación del templo consta de una estrecha y alargada ventana de derrame doble situada en el eje del ábside, que en su parte superior presenta un arco de medio punto formado por sillares pequeños y regulares. A modo de decoración, la ventana tiene, en su parte exterior, un arco en degradación que le da un aspecto ligeramente abocinado. En el interior, está adornada con una arquivolta lisa apoyada en dos columnas cuyos capiteles aparecen adornados con motivos vegetales y antropomorfos. Dos estrechas aspilleras rectangulares se encuentran, de forma simétrica, a ambos lados de esta ventana, y, junto con un pequeño óculo situado sobre el arco triunfal, completan la iluminación de la zona presbiteral.

 

El muro meridional presenta tres grandes aberturas de medio punto y doble derrame. La que se encuentra centrada en una de las capillas laterales presenta un arco en degradación adornado con un friso de dientes de sierra en su parte superior. La capilla situada al norte también tiene una ventana centrada, aunque en este caso se encuentra tapiada. En la fachada oeste se encuentra un gran óculo, que fue añadido en unas reformas realizadas en época moderna durante las cuales se substituyó una ventana de medio punto similar a las ya mencionadas (todavía se conserva parte de los sillares del arco de medio punto). Como parte de estas mencionadas reformas modernas, también se construyó un coro alzado y adosado a esta misma fachada de poniente. Quizás a estas mismas actuaciones sobre la fábrica se debe el cambio de aparejo que se puede observar en la parte elevada de los muros norte y sur, con unos sillares que contrastan con los originales del regular aparejo del siglo xii por su mayor tamaño. El templo presenta unas dimensiones notables y está cubierto por un tejado a dos aguas que presenta, en cada extremo, una pequeña espadaña de factura moderna

 

En la fachada meridional se encuentra una monumental puerta de entrada, que actualmente, y junto a la torre campanario, es uno de los elementos mas destacados del templo. El cuerpo de la misma sobresale ligeramente del ancho de la nave y comienza desde los pies de la iglesia, con una cornisa lisa en su parte superior que sigue toda su longitud como si se tratase de un guardapolvo. Seis escalones separan el nivel del suelo de la entrada, que se encuentra enmarcada entre dos pies horizontales, de los cuales el izquierdo presenta una mayor longitud. La puerta de medio punto tiene en su parte superior un tímpano liso y presenta una estructura abocinada compuesta por tres arquivoltas. Una de sus características más singulares es la sobriedad, que se puede apreciar en la ausencia de decoración de las arquivoltas. La arquivolta interior presenta un perfil cilíndrico y liso, mientras que la exterior está compuesta por dovelas lisas. Tan solo la arquivolta central, con un marcado perfil cóncavo, presenta una modesta decoración a base de motivos semiesféricos.

 

Por encima del arco exterior se encuentra una hilada de sillares lisos que da paso al elemento decorativo más destacado de la puerta. Se trata de un friso de arcuaciones por encima de una cornisa cilíndrica, que en su parte interior presenta intercalado un motivo de dientes de sierra. Las arcuaciones se sustentan por unas ménsulas decoradas con motivos antropomórficos y vegetales, entre los que destacan toda una serie de cabezas grotescas que se han vinculado con los repertorios decorativos de Cuixà y Serrabona. En las arcuaciones aparecen tallados cuatro motivos semicirculares y por encima de ellas se encuentra otro friso de dientes de sierra que va de lado a lado de la puerta de entrada. Por encima de éste y para acabar con la decoración de la puerta, se encuentra un excepcional friso esculpido con motivos vegetales, en concreto un tallo central ondulado del que nacen semipalmetas, todo ello trabajado con un tipo de biselado que también es visible en algunas piezas de Cuixà y en el tímpano de la portada de Santa Maria de Costoja, en el Vallespir. Según J. Gudiol Ricart, el conjunto de la puerta de entrada de Santa Cecilia de Molló sería obra de un taller resultado de la expansión de los escultores roselloneses en la segunda mitad del siglo xii, con obras entre las que también se encontrarían el tímpano de Santa María de Besalú (actualmente en el monasterio de Pedralbes de Barcelona), la ventana de Sant Pere de Besalú o los capiteles de Sant Pere de Camprodon. La puerta de entrada conservaba unos herrajes románicos, que tras la Guerra Civil han quedado reducidos a un pasador de anillas angular con forma zoomórfica y algunos pequeños refuerzos horizontales que en sus extremos de dividen en dos volutas.

 

Adosada al norte del templo se encuentra una esbelta torre campanario de cinco pisos, que es el resultado de dos etapas independientes de construcción durante las cuales se repitió la decoración de la misma en cada una de sus caras. A la primera etapa corresponde la construcción del primer piso del campanario, con una decoración a base de dos grupos de dos arcuaciones ciegas separadas por una lesena. Por debajo del motivo se encuentra una ventana de medio punto. En la parte meridional del campanario se encuentra una puerta que actualmente da a la bóveda del templo y que posiblemente sea testimonio de la utilidad militar de la torre campanario, dadas las tensiones que se vivieron en la zona. Los motivos decorativos están interrumpidos por la nave de la iglesia y claramente esta parte de la torre está construida con un aparejo de menor tamaño, que corresponde a la fábrica del siglo xi. Debido a la adaptación necesaria para aprovechar esta construcción primitiva, el campanario presenta unas medidas un tanto reducidas si se pone en comparación con otros ejemplos más o menos próximos, como los de Sant Cristòfol de Beget o de Sant Miquel de Fluvià. Ya en el segundo piso presenta un friso de arcuaciones ciegas con una ventana de medio punto en su parte inferior. El tercer piso tiene el mismo motivo con las arcuaciones ciegas, aunque en su parte inferior tiene una ventana geminada que se sustenta en un capitel de nueva factura (durante la restauración del año 1952 se substituyeron los capiteles primitivos) con una columna lisa. Entre el tercer y el cuarto piso se encuentra un friso de dientes de sierra que recorre todo el perímetro de la torre campanario. El cuarto piso presenta la misma decoración que el tercero, con las arcuaciones ciegas, la ventana geminada y el friso de dientes de sierra. El quinto piso presenta una altura mucho mas reducida y en su parte central se encuentran dos grandes óculos, por encima de los cuales se encuentra otro friso de arcuaciones.

 

Texto y fotos: martí beltrán gonzález – Planos: Rosa gil guach

 

 

Bibliografía

 

Camps i Sòria, J., 1990, pp. 45-69; Catalunya Romànica, 1984-1998, X, pp. 155-159; Durliat, M., 1948-1954, III, pp. 31-87; Gudiol Ricart, J. y Gaya Nuño, J. A., 1948, pp. 55-64; Sutrá Viñas, J., 1977, pp. 87-88; Puig i Cadafalch, J., Falguera, A. de y Goday, J., 1909-1918, III, pp. 129, 750, 756, 757, 770