Sant Miquel de Pineda
Iglesia de Sant Miquel de Pineda
La iglesia de Sant Miquel de Pineda se encuentra en uno de los márgenes de la carretera C-63, entre los municipios de la Vall d’en Bas y Sant Feliu de Pallerols. Para acceder al templo hemos de tomar dicha carretera desde Sant Feliu, en dirección norte. Al cabo de 2,5 km nos desviamos por un camino a mano izquierda que se adentra en un prado, al final del cual se halla la iglesia; su antigua rectoría funciona, hoy, como un hotel rural.
El vecindario de Sant Miquel de Pineda y su iglesia parroquial formaron parte del término jurisdiccional del castillo de Hostoles durante la Edad Media. La primera noticia que tenemos del pueblo data del año 1184, cuando en el testamento de Dolça d’Hostoles, señora del valle, se menciona el lugar con el nombre de Sanctum Micaelem.
En el año 1333 el obispo de Gerona envió dimisorias para el diaconado a Bartomeu Feliu, rector de Sant Miquel de Pineda. Un documento del año 1346 habla de la restitución de un rebaño embargado a varios hombres de la parroquia de Sent Miquel de Pineda. En año 1362 la iglesia aparece en el Llibre Verd del capítulo de Girona, y en el 1375 el rey Pedro el Ceremonioso confirma la venta de la parroquia, por parte de la reina Leonor, en favor de Hug III de Santa Pau. En el año 1580, la parroquia de Sant Miquel de Pineda fue unida a la de Sant Iscle y Santa Victoria de Colltort, unión que debía de ser temporal pero que se mantuvo hasta el siglo xix. En los siglos xvii y xviii fue necesario realizar mejoras en la bóveda, a fin de evitar goteras. De todos modos, las actas de las visitas pastorales del siglo xviii confirman el buen estado del templo, bien decorado y ataviado con numerosas prendas relacionadas con el culto, así como con un tesoro rico en objetos en plata.
La iglesia de Sant Miquel de Pineda presenta una sola nave, cubierta por una bóveda de cañón y culminada por un ábside semicircular en cuyo centro hallamos una ventana en derrame simple, tapiada en su vertiente interior. Dos capillas flanquean la nave de la iglesia, a la que se añade también una sacristía y una habitación que da acceso al coro, a una buhardilla y a una torre-campanario; todo ello, fruto de reformas tardías. El campanario está situado en la parte sur de la fachada occidental; su cúspide va rematada por una cubierta piramidal, en sintonía con lo que encontramos en otros campanarios de la comarca.
Desde el exterior, se aprecia que tanto la nave como el ábside románicos han sido sobrealzados. El acceso al templo se realiza desde el muro oeste, a través de una puerta adovelada, fechada en el 1812 según indica una inscripción que hallamos en la piel metálica que cubre la puerta.
Sobre la portada, se abre un ojo de buey realizado a la altura del actual coro. Si afinamos la vista veremos que el ojo de buey se realizó destruyendo la mitad de una ventana de doble derrame, que se encuentra hoy tapiada con material de desguace. Seguramente se trate de una ventana de la fábrica románica, en la que se aprecian todavía los sillares bien trabajados.
Al adentrarnos en el templo, advertimos que la portada realizada en el siglo xix tapió en parte otra del siglo xvii, que consta de una luz rectangular y un arco rebajado, cuyas dovelas han sido trabajadas con elegancia, aunque con austeridad. Encontramos ejemplos similares en toda la comarca, como por ejemplo en Santa Maria del Collell, de Sant Ferriol, y en Sant Miquel de Sacot, de Santa Pau.
El interior del templo ha sido enyesado y pintado al gusto neoclásico, con una triple policromía, en blanco, gris nacarado y azul. Neoclásico es también el retablo que sella el ábside de la nave, datado por inscripción en el año 1858; es similar al que hay en el santuario de Tura, en Olot, aunque mucho más sencillo. El ara de altar sí parece del período románico; mide 120 cm de ancho por 80 cm de largo, y tiene un grosor de 12 cm.
El tránsito entre la nave principal y las dos capillas laterales se lleva a cabo mediante arcos de medio punto que permiten observar la generosa anchura de los muros románicos. Es aquí donde podemos apreciar mejor los sillares empleados en la construcción de la nave románica. Los muros de la fábrica románica fueron perforados para anexionar las capillas laterales, de modo que el escalón no es más que el sillar románico. Los arcos de medio punto que conducen a las capillas laterales están decorados con elegantes molduras que parten de impostas neoclásicas. Las paredes de la nave también están decoradas con molduras al gusto neoclásico, simulando pilastras en el arco fajón y el arco triunfal.
Es difícil poder afirmar con precisión cuales eran las características de la iglesia primitiva. Seguramente presentaba una sola nave, con una portada de arcos en gradación que se adentraban en el muro hacia un tímpano sin figuración, que descansaba sobre un dintel prismático, también sin figuración. El ábside románico es más estrecho que la nave, como suele ocurrir en las iglesias románicas de la comarca.
Las pocas evidencias no ayudan a la precisar la datación, pero en líneas generales, y basándonos en ejemplos que presentan elementos comunes, podemos clasificar los restos de la iglesia románica hacia el siglo xii.
Pila bautismal
Una pila bautismal de época románica se encuentra hoy emplazada en la sacristía de la iglesia. Está esculpida en una sola pieza de roca y se encuentra en buen estado de conservación, aunque presenta algunos orificios en los laterales y en la parte superior, que corresponden a las tapas aplicadas en períodos tardíos. En esta ocasión, la pila aún presenta su correspondiente tapa, que está realizada en madera y con una ejecución muy sencilla. Un tramo de la parte superior de la pila ha sido rebajado a modo de rebaba.
La pila apoya sobre una peana de unos 20 cm, de época moderna. La altura de la pica, sin tener en cuenta dicha peana, es de 55 cm, y su anchura, 90 cm; se estrecha hacia su base, trazando casi una media esfera., y un cordón o anillo circunda su parte inferior. La tipología es similar a la de otras piezas de la comarca, y puede ser fechada hacia mediados de siglo xii.
Texto y fotos: Raül Casado González
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, III, pp. 86, 125; Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 326-327; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XII, pp. 435, XVII, p. 250; Murlà i Giralt, J., 1984, pp. 136-137; Murlà i Giralt, J. y Teixidor i Santaeulària, J., 1999, pp. 98-99.