Sant Jaume de Cas
Iglesia de Sant Jaume de Cas (o de las Torres de Cas)
La iglesia de Sant Jaume se encuentra junto al castillo de Cas, por lo que para llegar, se deben seguir las instrucciones indicadas para éste.
La primera vez que aparece citada la iglesia de Sant Jaume es en 1094, cuando se dice que el feudo de Cas y la mitad de la parroquia estaban en manos de Galceran Erimany gracias al abad de Àger, mientras que la otra mitad la tenía Ramon Exabel, el tenente. El culto y la advocación de templos al apóstol Santiago se convirtió en una constante ya desde los siglos xi y xii, principalmente en muchos pueblos del norte de la Península, en estrecha relación con el desarrollo de la vía de peregrinación a Compostela, que en tierras catalanas pasaba por Cas para cruzar el Montsec. Al respecto hay documentada una romería realizada en Cas en honor al santo, datada en 1190.
Originalmente la iglesia de Sant Jaume era un edificio pequeño y sencillo que fue remodelado y alargado hacia poniente en un complejo proceso constructivo llevado a cabo en épocas inmediatamente posteriores a la finalización del templo primitivo. Algunos estudiosos han llegado a pensar, incluso, que dicha obra no pueda considerarse una simple ampliación, sino que pudo tratarse de un cambio en el proyecto original antes que este se llegara a terminar. En el proyecto primigenio, el edificio tenía un ábside semicircular y una sola nave, no muy larga, ni alta, que se correspondería con el actual primer tramo, y que estaba cubierta en el interior con una bóveda de cañón abrazada por unos arcos fajones, y techada a dos aguas en el exterior. Cuando aún no se había culminado la obra, se decidió ampliar la nave del edificio hacia el Oeste mediante un nuevo cuerpo de mayor altura, en el que se sitúan los accesos que hoy en día presenta la iglesia, dos sencillas puertas con arco de medio punto.
La parte más antigua conserva tres ventanas originales, la central del ábside que es de medio punto y de doble derrame, y las de los muros norte y sur, que son similares pero en ambas se utiliza un arco monolítico. En la fachada oeste se abre una ventana cruciforme. Los paramentos exteriores del edificio, que carecen de cualquier tipo de ornamentación, se componen de un aparejo bien tallado dispuesto ordenadamente en hiladas horizontales, siendo los de la zona más reciente los mejor escuadrados.
En el amplio interior del templo se aprecian también las dos fases constructivas comentadas, sobre todo en la diferente altura de las bóvedas y en la presencia, en la segunda fase, de arcos fajones apoyados en pilastras rematadas en impostas decoradas con motivos geométricos formados por un ajedrezado y una soga. El ábside, más estrecho que la nave, está precedido de un arco presbiteral. En los paramentos interiores, se distribuyen alineados a 1 m del suelo, una serie de nichos de función desconocida.
El edificio fue construido aproximadamente a finales del siglo xi o principios del xii, mientras que la ampliación se llevó a cabo seguramente en pleno siglo xii.
Tres imágenes en madera
En el Museu Diocesà i Comarcal de Lleida se conservan tres tallas, de factura bastante tosca, que podrían proceder de este templo y que se datan en el siglo xiii. Se encuentran muy fragmentadas y prácticamente sin policromía. Afortunadamente en el Arxiu Mas se conservan unas fotografías de 1918 que han permitido identificar la procedencia de estas piezas, así como realizar un estudio más detallado de las mismas, dado que muestran las imágenes en su integridad y en un mejor estado de conservación. Son unas figuras talladas en madera y originariamente policromadas que medían aproximadamente unos 70 cm de altura y tenían una base de unos 12 x 7 cm. Por sus características estilísticas, sus posturas y la profundidad de sus anclajes posteriores, se piensa que formaron parte de un mismo grupo escultórico, de un sepulcro según Armengol, o más probablemente, de un antipendio o de un retablo en el que pudieron representarse diferentes pasajes del Nuevo Testamento, según otros especialistas.
La primera talla es una figura femenina, identificada con la Virgen, de la que tan sólo se conserva el busto parcialmente policromado. Iba vestida con una larga túnica y sobre ella un velo que le cubre la cabeza y enmarca su cara. Por su gestualidad –muestra la palma de la mano derecha a la altura del pecho, mientras que mantiene la izquierda sobre el vientre–, se ha identificado con la imagen de María en el momento de la Anunciación. Su rostro es redondeado, sus labios finos y bien marcados y sus ojos, grandes y perfilados, muestran una mirada perdida. La cabeza aparece girada hacia la izquierda con respecto al eje del cuerpo, al igual que sucede con las otras dos figuras.
Para Armengol, el personaje representado en la segunda talla, que porta una filacteria con la palabra iosep, sería José de Arimatea, personaje que suele aparecer en la Crucifixión. Sin embargo, también podría tratarse de san José o, incluso, si se considera la incierta datación de la inscripción, podría representar a uno de los Reyes Magos en la Epifanía. Hoy en día la talla está muy maltrecha y prácticamente no se distinguen sus rasgos faciales. Por fortuna, en la imagen del Arxiu Mas se aprecia que vestía una larga túnica y un manto que le llegaba a los pies, lucía una larga barba, cubría su cabeza con una especie de casquete semiesférico, y en la mano derecha sostenía algún objeto alargado, probablemente una vara o bastón.
La última talla es algo más pequeña porque le falta la peana. Representa a un hombre con el mismo tipo de casquete en la cabeza que la anterior, que va igualmente cubierto con túnica y manto hasta los pies y que sujeta un objeto alargado. Aunque fue identificada inexplicablemente con la Magdalena es muy posible que represente, por su tipología y su actitud en posición de ofrenda, a otro de los Reyes Magos de la Epifanía.
Las características estilísticas de las tallas de Sant Jaume de Cas las acercan a obras como las vírgenes de Covet, del Puig de Meià, de Pinyana o de Erillcastell. Muy posiblemente el mueble litúrgico del que formaron parte pudo ser similar al tabernáculo procedente de Sant Martí de Sarroca, conservado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Texto y fotos: Juan Antonio Campos - Planos: Marta Buira Ferrè
Bibliografía
Armengol, P., 1934; AA.VV., 1993, p. 62; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 155-157; Fité i Llevot, F., 1985, pp. 148, 150, 267, 297-298 y 390; Fité i Llevot, F., 1986a, pp. 292-314; Sanahuja Vallverdú, P., 1961, pp. 169-171 y 328-329; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984, pp. 389-391.