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Muro sur

Identificador
19009_01_036n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 28' 7.62'' , -2º 36' 33.57''
Idioma
Autor
Ana Belén Fernández Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Alcocer
Municipio
Alcocer
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
EL TEMPLO PARROQUIAL DE ALCOCER se encuentra situado al sur de la villa. Flanqueado por una plaza y una barbacana que la recorren en su perímetro, pudiendo tratarse de una delimitación del antiguo cementerio. El historiador Francisco Layna nos habla de la puerta de Alvar Fañez, que, de la muralla medieval, salía junto a la iglesia. El hecho es que la muralla queda muy cercana y por ello se ha creído que el templo está ubicado sobre otro anterior. Éste sería un oratorio dentro del recinto amurallado que sirvió tras su derrumbe como base de la torre actual. Del conjunto armónico que vemos en Alcocer hay que distinguir varias fases constructivas que desde el siglo XIII han dejado su huella. De esa primera fase conservamos las tres naves desde los pies al crucero, las tres portadas del norte, sur y oeste y la base de la torre-campanario. El templo se empezó a construir por los pies en sillares de buena labra, como atestiguan las muchas marcas de cantería. Esta parte es más estrecha que las naves del crucero y además se vislumbran en ella diversos elementos protogóticos, lo que nos lleva a presuponerle una mayor antigüedad. En el muro de poniente encontramos una fachada que desde su base se compone de portada, contrafuertes, dos ventanales románicos, un ojo de buey y una ventana de traza protogótica. La portada se encuentra enmarcada por dos contrafuertes, y aunque hoy está tapiada se compone de dos arquivoltas apuntadas en degradación, con decoración de doble cordón y una chambrana de puntas de diamante. Se apoyan éstas en un ábaco moldurado bajo el que se disponen dos columnillas adosadas a cada jamba con decoración foliácea muy estilizada. Los fustes cilíndricos y las basas se encuentran en un lamentable estado de conservación. Por encima de la portada se ubica un ventanal de arco de medio punto muy alargado que, por su disposición, pudo ser insertado años más tarde que los dos que se encuentran a cada lado de los contrafuertes. Éstos se presentan en arco de medio punto abocinados. Sobre ellos el ojo de buey, formado por un óculo enmarcado en molduras parecidas a las de las arquivoltas de la portada y rodeado por una chambrana de similares características. Toda esta portada de poniente está rematada en un cuerpo triangular. El muro meridional del templo conserva también una portada de mayores dimensiones que la anterior, aunque con las mismas características que aquella. Este muro cuenta con la particularidad de conservar la cornisa sustentada por canecillos de modillones de rollo. Este detalle da cuenta de la primitiva altura de la iglesia románica respecto a las reformas posteriores que alzaron los paramentos. La portada se enmarca dentro de un cuerpo saledizo realizado en el mismo sillar que el muro al que se adosa. Está compuesta de cinco arquivoltas en arco de medio punto, con decoración de doble cordón, y se halla cobijada bajo una chambrana de puntas de diamante. Las arquivoltas descansan sobre ábacos moldurados y cinco columnas adosadas a cada lado con capiteles foliáceos de similar factura que los de la portada oeste. Es particular el detalle de unos lobulillos o pequeñas piñas entre las pilastras, flanqueadas por las cestas de los capiteles. A esta portada se la llamó del Sol y por ello en todo el cuerpo saledizo se disponen varios relojes solares. Por su relativa cercanía, y por pertenecer a la misma diócesis, son notables las coincidencias de esta portada sur de Alcocer con la de la iglesia de la Natividad de la localidad conquense de Arcas. Desde este muro sur, a medida que nos vamos acercando al ábside, nos encontramos con una serie de muros retranqueantes que forman el exterior de las capillas anejas al crucero. La primera es la llamada del Tremendal, del siglo XIV, con planta pentagonal y tres ventanales de arcos apuntados. Uno de ellos se encuentra cegado por el muro de la adyacente sacristía del siglo XVII. Junto a ésta se disponen varias capillas del siglo XVI que recorren el hemiciclo de la cabecera. El transepto se hace doble, y sobresale en planta y alzado. En su brazo norte vemos una puerta que se alza metro y medio del nivel del suelo, con el que se nivela gracias a una triple basa. La componen tres arquivoltas apuntadas en degradación, con cenefa de puntas de diamante. Éstas se apoyan en columnillas adosadas con pequeños capiteles foliáceos. Para dar más iluminación al crucero se abrió encima de este acceso un ventanal de arco apuntado con tres arquivoltas en degradación. Éstas, a su vez, cobijan tres vanos de apuntados, separados por mainel con tres loculos trilobulados. Estos dos testimonios tendrían su cronología en el gótico tardío. Junto a ellos se alza la torre, de la que sólo conservamos de época románica la base de los sillares. Éstos contienen gran cantidad de marcas de cantería sencillas; a medida que ascendemos, estas marcas se complican. Se da el hecho curioso de que en esta parte baja se insertaron sillares posteriores en una restauración del siglo XV, como prueba el hecho de que aparezcan marcas localizadas en la parte superior, ya gótica. Se remata la torre en un cuerpo ochavado, apoyado en una cenefa de arquillos polilobulados sobre ménsulas de cabezas humanas. En los cuatro frentes se abren ventanales apuntados, separados por maineles para cobijar las campanas. La portada norte es el testimonio del templo más cercano a las formas puras del románico. Enmarcada entre el primero y segundo tramo de naves, se inserta bajo un cuerpo saledizo de sillares bien escuadrados y cornisa sustentada por canecillos de proa de nave. Se compone de cinco arquivoltas en degradación, decoradas en sus molduras con doble cordón y una cenefa de puntas de diamante que las cobija. Sobre ábaco corrido, también molduradas en bocel, se disponen las columnas de fuste liso, rematadas con capiteles de cesta vegetal con hojas muy estilizadas. Junto a los capiteles, en los tramos de intercolumnios, se colocan pequeños ornatos de lobulillos. Apoyan las columnas en basas sencillas y plinto no muy pronunciado. Este acceso en sus formas podemos relacionarlo con la cercana portada de Santiago en la iglesia de El Salvador de Cifuentes, o la de Viana de Mondejar. Al interior la iglesia presenta desde los pies hasta la cabecera, una sucesión de estilos correlativos en el tiempo. Este cambio de gusto fue general en estos años; un ejemplo parecido a este de Alcocer se da en la iglesia burgalesa de Sasamón, en la que se observan diferentes tramas constructivas. A lo largo del siglo XIII se levantaron las tres naves longitudinales, la central más ancha que las laterales. Se separan por pilares octogonales que sirven de sustento a arcos apuntados doblados. Las naves laterales se cubren en la actualidad con bóvedas de cañón, aunque en origen tenían cubierta de armadura de madera. La nave central se cubre con bóvedas sobre lunetos con decoración de yeso. El tramo de época románica va cambiando al acercarnos al crucero, de hecho, a partir del quinto tramo se observa un cambio en los pilares. Pasan éstos de ser octogonales a disponerse de forma cilíndrica, con columnas adosadas en sus frentes, pertenecientes a un gótico incipiente. Los capiteles de estas columnas aparecen ya ornamentados con crochés o decoración vegetal, cubriéndose con arcos que forman las bóvedas de ojivas dobles. El crucero está resuelto por dos tramos transversales cubiertos por las mismas bóvedas y cuenta con un óculo, decorado con rosetas, que le da iluminación. Los pilares del crucero son un ejemplo del cambio de gusto y de modelos que sufrió la iglesia. A los del lado oeste se adosa cuatro columnas. Los capiteles de éstas sirven de apeo a pequeñas columnillas en las que apoyan los arcos ojivos de las bóvedas. Los pilares más orientales sólo tienen tres columnas en sus frentes, y los arcos diagonales se insertan dentro de ellos para servir de sustento a los arcos moldurados. Un tramo del primitivo crucero gótico se destruyó junto con la cabecera para construir, a partir del siglo XV, la nueva girola que alberga las capillas de la Concepción, la de Lourdes, la del Descendimiento y la del Cristo. Todas ellas obra muy posterior. Esta rotura del crucero y de parte del antiguo ábside nos hace evocar la catedral conquense en la que sucedió lo mismo. La única capilla con reminiscencias góticas se encuentra en el brazo sur del transepto junto a la sacristía: la capilla del Tremendal. Da acceso a ella una puerta compuesta por una arquivolta de medio punto abocelada, cobijada por puntas de diamante, que se apoya en finas columnillas de capiteles foliáceos. Con su planta pentagonal y tres ventanales apuntados en sus frentes, se cubre con pequeños lunetos y arcos que se unen en clave de roseta. Su cronología es cercana a principios del siglo XIV. La morfología constructiva del templo de Alcocer nos indica su origen románico, con una datación de finales del siglo XIII, a partir del cual se hicieron las superposiciones estilísticas relatadas.
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