Identificador
              50028_01_021n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              41º 4' 11.18'' , -1º 20' 0.09''
          Idioma
              
          Autor
          Jesús Andrés Navarro
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Anento
          Municipio
              Anento
          Provincia
          Zaragoza
              Comunidad
              Aragón
          País
              España
          Claves
          Descripción
              La iglesia de San Blas de Anento ejerce como templo parroquial. Ubicada en la parte oriental del pueblo, el instrumento que atestigua su pertenencia al arciprestazgo de Daroca en 1280 avala la existencia de una construcción ya en el siglo XIII. El edificio, al igual que el conjunto de la localidad, debió de sufrir abundantes desperfectos durante la Guerra de los Pedros, en el tercer cuarto del siglo XIV, fecha en la que se datan varias intervenciones. En época gótica se le añadió un pórtico de cuatro tramos en el lado sur, que cubre la portada románica primitiva. Según Mañas, a partir de la segunda mitad del siglo XIV la totalidad del templo estuvo decorado con pinturas murales, de las que sólo se han conservado las de la cabecera y parte de la nave. Quedan a la vista las del lado meridional y las de la bóveda (las restantes permanecen ocultas tras el gran retablo) que el mismo autor atribuye a los artífices de los murales franco-góticos de San Miguel de Daroca. Más tarde se realizaron el púlpito, de traza mudéjar, y el coro. Con motivo de unas obras de canalización en 1985 aparecieron junto a la cabecera del templo restos humanos de época moderna, que formaban parte del antiguo cementerio parroquial. El atrio y el exterior de la iglesia han sido restaurados recientemente. El primero de ellos, hasta hace algunos años, estaba dividido en dos pisos y habilitado para vivienda del párroco. La portada románica se encontraba tabicada y al interior del templo quedaba oculta por un retablo. Se trata de un edificio de nave única rematada en testero  recto correctamente orientado. De dimensiones considerables  (21 m de longitud y 7,40 de anchura), consta de  nueve tramos, incluyendo el correspondiente a la cabecera,  separados por arcos fajones apuntados que apean sobre  pilastras sencillas. Pertenece a una tipología rural que  alcanzó cierta difusión en la segunda mitad del siglo XII y a  lo largo del XIII, aquí ejecutada con modestia especialmente  evidente en lo relativo a los materiales constructivos y  a la ornamentación. Abbad, inexplicablemente, destaca la  rudeza de su inexistente cilindro absidial. La mampostería  que predomina en su fábrica alterna con sillares o ladrillo  en elementos estratégicos como arcos y vanos. Se cubre  con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones, al  igual que la estancia de la sacristía, aunque en este caso  la bóveda cuenta con un fajón intermedio que apea sobre  ménsulas. Conviene resaltar que los tres arcos fajones más  cercanos a la cabecera están realizados en ladrillo; para los  otro cuatro utilizaron sillares de unos 24 a 27 cm. El resto  del espacio interior se encuentra enlucido y pintado, por  lo que es imposible distinguir las características del aparejo.  Sobre la bóveda se dispone directamente una cubierta  de teja a doble vertiente. Junto al tramo más cercano a la  cabecera, en el lado norte, la planta se prolonga en una  sala cuadrangular, con funciones de sacristía, a la que se  accede por una puerta adintelada. Parece corresponder a la construcción original la  aspillera alta, perfilada en ladrillo, abierta en el testero.  Debajo se abre otra ventanita más pequeña, también de  ladrillo, retocada. Ambas quedan ocultas tras el retablo,  lo que dificulta su valoración. Una tercera aspillera con  derrame interior terminado en medio punto se localiza en  el muro meridional junto al retablo; su presencia no cuadra  con los motivos ornamentales pintados a su alrededor.  Junto a él, hacia el interior, se puede apreciar el derrame  interno de otro vano de medio punto que quedó cegado  tras construirse el pórtico gótico; éste, en cambio, sí que  dispone de enmarque pintado. Existen además otros vanos  de iluminación añadidos a la construcción original (uno  apuntado en el hastial y tres de medio punto en el lado sur,  por encima del pórtico). La portada románica, cobijada por el pórtico gótico,  se abre en el quinto tramo del muro meridional. Se trata  de un vano de medio punto con una luz de 1,81 m y una  anchura total de 3,49 m. Se configura a base de arco interior  liso y dos arquivoltas decoradas, la interior con doble  baquetón y la exterior ornamentada mediante rosetas de  seis pétalos inscritas en círculos. La chambrana exterior se  adorna con puntas de diamante, aunque por su posición  tan cercana a la arquivolta exterior parece formar parte  de ésta. El conjunto apoya sobre una imposta de molduraje  sencillo que a su vez apea sobre jambas lisas. En el  lado oriental de la imposta aparece una pequeña cabeza  antropomorfa, de factura tosca, en la que se distinguen  claramente los rasgos faciales como ojos, nariz y boca,  a pesar de que la mejilla derecha haya perdido parte de  su volumen. Los motivos ornamentales y su disposición  achaflanada acreditan su elaboración en época tardorrománica.  A ambos lados de la nave, sustentando el alero, en  la parte más cercana a los pies de la iglesia, se conservan  varios modillones, diez en el lado norte y nueve en el  lado sur. Algunos son lisos, aunque la mayoría presentan  decoración geométrica muy sencilla. En uno se distingue  el motivo en forma de tonel con boquilla que encontramos  utilizado como instrumento musical en canecillos de templos  románicos más septentrionales. De época gótica datan los dos principales elementos  añadidos al templo románico: la torre de piedra emplazada  al oeste de la sacristía y adosada al muro norte, y el ya  citado pórtico meridional. En el interior de la iglesia se  puede contemplar una pieza relevante: el retablo mayor,  uno de los de mayores dimensiones dentro del estilo gótico conservados en Aragón. Con sus 7 m de alto por 6,80  m de ancho se adapta perfectamente a la cabecera del  edificio. Cuenta con una triple advocación, algo frecuente  en la escuela pictórica zaragozana: San Blas, la Virgen del  Patrocinio y San Zenón. Se ha fechado en torno a 1440 y  se atribuye a Blasco de Grañén. Ha sido restaurado recientemente  recuperando gran parte de su esplendor original.
           
        
    