Identificador
              19114_01_002n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 51' 24.61'' , - 2º 22' 13.00''
          Idioma
              
          Autor
          Ezequiel Jimeno Martínez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Esplegares
          Municipio
              Esplegares
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              SE TRATA DE UN EDIFICIO remodelado en el siglo XVI,  aunque en origen fue románico, como lo atestiguan  parte de la espadaña y la pila bautismal del interior,  una de las de mejor riqueza iconográfica de la provincia de  Guadalajara.  La pila bautismal se encuentra en el cuarto tramo en  el lado del evangelio, justo en frente de la puerta de ingreso.  Se trata de una obra de estilo románico de finales del  siglo XII o principios del XIII, y es uno de los pocos vestigios  de época medieval que se han conservado de la primitiva  iglesia. Es un bello ejemplo de cantería tallada en  piedra caliza, formando un bajorrelieve, en la que se diferencian  claramente dos partes: la superior, con el programa  iconográfico y la inferior, de gallones.  La parte superior está separada de la inferior por una  banda horizontal, y en ella aparecen figuras del bestiario  animal, acompañadas de otras figuras geométricas y del  medio natural. En primer lugar analizaremos las figuras del  bestiario. Los bestiarios fueron la fuente iconográfica en la  que se basaron los artistas medievales a la hora de realizar  sus esculturas tanto para el exterior, arquivoltas, canecillos,  como para el interior, capiteles y, en este caso, las pilas de  bautismo. El simbolismo románico proviene directamente  de los símbolos primitivos, sobre todo egipcios y griegos,  y su desaparición en Occidente no se produce hasta finales  del siglo XII, época del paso del románico al gótico,  aunque en algunas zonas, como la que estudiamos del  románico de Guadalajara, perdurará aún más tiempo. Del bestiario aparecen reflejadas en primer término  dos figuras que corresponden a dos aves, mirando cada una  hacia un lado. Estas figuras animales se asemejan a dos  cigüeñas, por dos motivos fundamentales: en primer lugar  por su aspecto físico (es un ave con el cuerpo ancho, alargado  y un pronunciado pico), y en segundo lugar por la  simbología tan arraigada que tiene este tipo de ave en la  iconografía románica, relacionada con la virtud, por su  monogamia, una cualidad muy apreciada en la iglesia de  todos los tiempos, atribuyéndole también la cualidad  humana de la castidad. Ya San Agustín de Hipona, padre de la iglesia católica,  hacia el siglo V d.C., en una de sus doctrinas, relaciona  la cigüeña con la serpiente, a las cuales devoraba, simbolizando  el triunfo del bien sobre el mal, representado en la  iconografía medieval por la serpiente, símbolo del pecado  y contrario a la cigüeña. Una de las cigüeñas que mira  hacia la derecha parece ser atacada por dos serpientes, por  lo que se nos antoja correcto aceptar esta teoría del bien  sobre el mal, ya que ambas figuras se asemejan bastante a  una serpiente por tener su cuerpo sin extremidades,  cubierto de escamas bien ejecutadas por el artista y por la  forma en que aparecen con la cola enroscada. Todo parece  indicar, pues, que se trata de una lucha entre la cigüeña  y la serpiente, a la cual devora la primera, triunfando así el  cristianismo por encima de todo pecado. La otra cigüeña que mira hacia el lado izquierdo eleva  su pico sobre un elemento vegetal identificado como un  árbol o planta que está floreciendo, pues tiene cuatro pétalos  simétricos y un fruto que sale del centro. Es un elemento  que adquiere un importante simbolismo, ya que en  la historia del cristianismo, y en otras muchas religiones, el  árbol ha sido considerado como representación de lo  sagrado, pues crece verticalmente desde la tierra hacia el  cielo, siendo este último la fuente de la vida. Siguiendo el esquema iconográfico, a la izquierda de  este elemento vegetal se disponen una serie de elementos  geométricos, se trata de tres estrellas o flores de seis pétalos,  incrustada cada una en un círculo. La simbología  numérica medieval se traduce por el número de pétalos de  los que se compone el elemento; en este caso cada una de  las flores consta de seis pétalos. Para los griegos es el equilibrio  entre dos triángulos enlazados y opuestos, siendo el  número perfecto: 3+3. Por último, en la parte posterior de  la pila encontramos una figura animal de cuatro patas, con  un pronunciado rabo y hocico alargado, que puede identificarse  con un caballo o animal doméstico de la zona. El  resto del programa iconográfico está inacabado, con espacios  planos sin esculpir. La parte inferior de la copa tiene  gallones similares a las de otras pilas mencionadas: Villarejo  de Medina y Cifuentes, entre otras. Aunque en este caso  no sobresalen y siguen el mismo relieve de la copa. Este  tipo de gallones es muy frecuente en las pilas bautismales  del románico alcarreño, pues es un recurso muy utilizado  como elemento decorativo, diferenciándose únicamente  por la técnica más o menos avanzada del artista. Por último,  la base está compuesta por cinco columnas cilíndricas,  la central más ancha, que no llegan a tocarse y forman un  pedestal sobre el que se apoya la copa. Tiene unas medidas  de 80 cm de diámetro y 84 cm de altura.  Se trata, pues, de uno de los ejemplos de iconografía  románica mejor conservado en cuanto al soporte de pila  bautismal se refiere, pues no son muy usuales estos programas  tan específicos en la provincia que estudiamos.