COMO ES HABITUAL EN MUCHAS de las viejas parroquias de Olmedo, ésta de San Juan se localiza en una plaza, también conocida con el mismo nombre . No es mucho lo que queda del primitivo edificio pues todo sufrió una completa reedificación –seguramente por ruina previa– a comienzos del siglo XVI. Es entonces cuando se reconstruyó por ejemplo el ábside, que pasó a ser poligonal, sustituyéndose el sistema primitivo de muros que empleaban exclusivamente el ladrillo por otros que combinan el cajeado de mampostería y ladrillo. Sobre el conjunto de la cabecera se levantó un curioso cuerpo de campanas que viene a ser una mera prolongación de ábside y presbiterio, sin llegar a adquirir la categoría de torre. Toda esta obra se hizo bajo el patrocinio del obispo de Córdoba don Hernando de Vega y Cotes, presidente de los Reales Consejos de Hacienda e Indias. A partir de entonces sirvió como panteón familiar de los Cotes. De la antigua iglesia tardorrománica tan sólo subsiste, de forma clara, un pequeño retal del ábside, inscrito en el lado septentrional de la cabecera actual y casi oculto tras los añadidos posteriores. Aparece decorado con series de arcos triples de medio punto –de los que sólo se conservan dos– que encierran una ventana rasgada de tipo aspillera. Entre el arco más interior y el intermedio se conservan fragmentos de friso de esquinillas. El interior del templo está cubierto con yeserías renacientes, presentes sobre todo en los muros y bóveda apuntada del presbiterio, desde el arco triunfal que lo separa de la nave. Se repiten con singular insistencia las armas de los Cotes: cuartelado, 1,º y 4,º un castillo de oro mazonado de sable y aclarado de azur, en campo de gules y 2º y 3º una cruz flordelisada de gules en campo de plata. Cubre el resto de la nave una bóveda de cañón apuntado que sí pudiera corresponder a la estructura de la iglesia medieval, aunque seguramente posterior a los restos de la cabecera. Encierra esta iglesia interesantes obras, sobre todo capillas y sepulcros atribuibles al mecenazgo de la familia Cotes, en especial la capilla funeraria que hoy hace las funciones de sacristía, obra de comienzos del XVI. Manuel Valdés clasifica el resto del primitivo ábside dentro del grupo de iglesias de la "fase clásica vallisoletana” y lo pone en relación con ejemplos salmantinos de Ciudad Rodrigo –concretamente con la iglesia de San Pedro, que fue fechada por Gómez Moreno en la segunda mitad del XII– , Béjar y Villoria, con las que comparte, según Valdés, los mismos recursos ornamentales, si bien apunta que “ciertos efectos claroscurísticos” del lienzo de Olmedo pueden suponer una cronología mas tardía, de comienzos del siglo XIII.