Identificador
              19011_05_030n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 59' 18.57'' , -2º 27' 50.09''
          Idioma
              
          Autor
          Ana Belén Fernández Martínez,Ezequiel Jimeno Martínez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Villaverde del Ducado
          Municipio
              Alcolea del Pinar
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              ESTÁ ENCLAVADA en lo alto de un cerro, entre las  poblaciones de Luzaga y Villaverde del Ducado, que  siempre se han disputado su posesión. En la actualidad  pertenece al término de Villaverde del Ducado. Originalmente este templo fue la iglesia de Campiello,  un pequeño poblado hoy desaparecido y del que pueden  observarse los restos esparcidos por las inmediaciones  de la ermita. Es uno de los lugares más bellos donde pueda  situarse un templo sagrado, rodeado de encinas, olmos y el  arroyo Pradejón que discurre por sus veredas. Se trata de uno de los ejemplos mejor conservados de  la provincia de románico rural alcarreño del siglo XIII. Su  planta se aprecia en todo su esplendor desde cualquiera de  los ángulos. Con una nave rectangular rematada con ábside  semicircular y presbiterio de testero recto, no tiene  espadaña a los pies, como era habitual en estas construcciones.  Sin embargo, tiene el elemento significativo de  poseer dos puertas de entrada que permitían el acceso a la  iglesia de los vecinos de Villaverde y Luzaga, que compartían  la liturgia. La portada de ingreso principal, orientada  a poniente (algo inusual), es una sencilla puerta con arco  de medio punto y dos arquivoltas, la exterior de arista y la  interior de bocel y nacela, que apoyan sobre simples pilastras.  La segunda portada, orientada hacia oriente, es por  donde solían acceder los vecinos de Luzaga (actualmente  se encuentra cegada) y consta también de un sencillo arco  de medio punto, pero con una sola arquivolta.  Al exterior la ermita presenta un juego de volúmenes  en los que destaca la separación de la nave con respecto a  la cabecera, compuesta de presbiterio y ábside semicircular.  La fábrica se compone de mampostería en sus muros,  con sillares en las esquinas y alero coronado con canecillos  geométricos y de modillones. Se abren dos saeteras en el  ábside en su lado norte y oriental que permiten la entrada  de luz al interior. Interiormente presenta una sola nave de mayor altura  que la cabecera, con techumbre de madera. La separación  de la nave y la cabecera se resuelve con un paramento realizado  en sillar en el que se abre un arco triunfal ligeramente  apuntado y doblado. Remarca este arco triunfal una  chambrana lisa moldurada que apoya sobre una cornisa y  pilastras lisas. La cabecera se cubre con una bóveda de  cañón en el presbiterio en el que un arco apuntado da paso  a la bóveda de horno del ábside. Recorre toda la cabecera  una línea de imposta por encima del vano central del ábside,  rota solamente por el vano abierto en el muro oriental  del presbiterio que otorga iluminación al interior.  Acompaña el interior de la nave, por ambos lados, un  banco corrido de piedra que concluye en el coro. A los  pies de la ermita se encuentra el coro alto, de barandilla de  madera, bajo el cual se encuentra la primitiva pila bautismal  del templo de connotaciones románicas.  La pila se encuentra al nivel del suelo y es de una sola  pieza, con copa esférica, sin basa, y cuya superficie se  encuentra decorada con una cruz templaria de cuatro brazos,  rodeada por una línea ondulada que simboliza la  forma de una serpiente. Tiene unas dimensiones similares  a las de otras pilas bautismales, de 100 cm de diámetro y  66 cm de altura. La simbología de la serpiente es uno de los elementos  más complejos de analizar dentro de la iconografía románica,  puesto que su interpretación es muy variada. Lo que  no cabe duda es que en simbología cristiana la serpiente  representa las fuerzas del mal, el pecado y la tentación.  Dentro de los templarios uno de los santos que más honraban  era San Bartolomé, cuya advocación tiene esta ermita;  se le identifica o representa con una serpiente, pues él  fue desollado y desprotegido de su propia piel, como lo  hace la serpiente cada temporada desligándose de su piel  para renovarla. Ello nos lleva a la conclusión de que la  representación de la serpiente como elemento iconográfico  y decorativo en la superficie de la pila pueda deberse al  simbolismo de la inmortalidad del hombre: la serpiente  nunca muere, vuelve a revestirse una y otra vez. Por lo  tanto el bautismo, uno de los sacramentos más importantes  del cristianismo, quiere representar el nacimiento de un  nuevo ser, y la inmortalidad del mismo.