Identificador
              19257_25_303n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              41º 3' 58.47'' , -2º 38' 26.25''
          Idioma
              
          Autor
          Ana Belén Fernández Martínez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Sigüenza
          Municipio
              Sigüenza
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              LA IGLESIA DE SANTIAGO está situada a mitad de camino  de la Calle Mayor, la cual comunica la catedral  con el castillo. Su testero mira al Este y se encuentra  apoyado sobre la muralla y una pequeña cripta que le  ayuda a salvar el desnivel con la calle. Se levantó en tiempos  del obispo don Cerebruno, entre 1156 y 1164, siendo  en origen una iglesia pequeña con cubierta de madera que  se reedificó a raíz de las obras de la catedral, de ahí que  algunos aspectos de su mofología remitan a esta última.  Con el paso del tiempo el templo dejó de ser parroquia  para convertirse en la iglesia del convento de Clarisas.  La historia de este cambio de titularidad vino por la  cesión que el Cabildo hizo a dos hermanas seguntinas para  que la utilizaran como templo abacial. Estas dos mujeres,  María y Catalina, eran hijas de Diego de Villanuño, el cual  vino a Sigüenza como servidor del Cardenal Mendoza en  1470. Llegó a ser concejal del Ayuntamiento y más tarde  Mayordomo del Cabildo Catedralicio. Tras quedarse  huérfanas, su vida ascética creció, queriendo convertir su  vivienda en residencia monjil. Obtuvieron del Papa Adriano  VI la oportuna licencia al tiempo que el Cabildo les  concedía la antigua iglesia de Santiago como capilla, nombrando  abadesa a doña María y priora a doña Catalina. En  un principio eran conocidas como Beatas de Villanuño,  más tarde Beatas de Santiago y por último, Religiosas de  Santa Clara.  Nos encontramos ante una iglesia de una sola nave  dividida en seis tramos, con portada en su fachada occidental.  Se completa con cabecera de planta rectangular y  espadaña adosada e inconclusa en su lienzo norte. Pertenece a un románico tardío, de finales del siglo XII o comienzos  del XIII, y en algunos aspectos sigue las pautas de los  talleres languedocianos de la catedral, con el uso de arcos  apuntados, bóvedas de crucería, columnas pareadas en los  frentes de los pilares, capiteles de acanto, etc. Su estado de  conservación es bastante preocupante, pues sufrió graves  daños durante la guerra civil que afectaron a toda su  estructura. La cabecera, de mayor altura que la nave, se asoma  por el Este a una honda barrancada. En cada muro se abre  una ventana con un esquema muy similar. La del lienzo  oeste presenta dos arquivoltas de bocel y guardapolvo de  media caña. Ambas arquivoltas descansan sobre columnillas  coronadas por capiteles vegetales con hojas rematadas  en volutas y bolas. Las ventanas de los costados norte y sur  repiten la misma estructura pero con una sola arquivolta.  El muro sur se halla dentro de la casa particular que se  encuentra aneja a la iglesia. En este paramento vemos las  ventanas que en el interior se presentan abocinadas y que  al exterior se resuelven con una pequeña moldura en el  arco. El vano que ilumina la cabecera desde el mediodía se  encuentra muy desfigurado, ya que hubo una construcción  que lo ocultó y acabó arruinándolo. En la actualidad se ha  desmantelado esta caseta, y la ventana conserva sus arquivoltas  y capiteles aunque ha perdido los fustes y las basas.  El acceso al interior del templo se realiza por la portada  abierta en la fachada occidental, sin duda una de las  más exuberantes y mejor trabajadas del románico de la  zona. Su estructura y decoración son muy similares a la de  la cercana iglesia de San Vicente y a las portadas de la  catedral. Consta de arco de medio punto decorado con  bocel que descansa sobre dos capiteles con decoración de  hojas de acanto. Al arco de ingreso le rodean seis arquivoltas  con diferente ornato: flores o estrellas inscritas en  círculos, tallos ondulantes, hojas de diferentes tipos,  entrelazos, etc. Todas ellas apoyan sobre seis pares de  columnas rematadas por capiteles semejantes a los vistos  en las jambas, aunque de mejor labra. Los fustes de las  columnas no disponen de basa, descansando en un saliente  del muro cortado a bisel. La portada cuenta además con dos añadidos posteriores: en primer lugar, la zona del tímpano aparece decorada  con una escultura renacentista de Santiago. Por encima  de la clave de la arquivolta exterior encontramos un blasón  perteneciente al obispo don Fabrique de Portugal que  reformó la iglesia en el siglo XVI. Esta fachada se remata  con frontón triangular coronado por un pequeño vano de  medio punto. Bajo éste se han dispuesto una serie de canecillos  decorados con pequeños modillones.  El interior de la iglesia ofrece un aspecto preocupante,  sin pavimento y con importantes destrozos en los  muros. La parte mejor conservada, y la más interesante, es  la capilla mayor. Está cubierta con bóveda de crucería  cuyos nervios laterales, decorados con triple bocel, descansan  sobre columnas acodilladas entre dos pilastras.  Cada conjunto está rematado por triple capitel decorado  con hojas rematadas en bola. Otros cuatro nervios que  refuerzan la bóveda parten de las claves de cada uno de los  cuatro arcos que formas la estructura de la cabecera. Todos  los nervios mueren en una clave de factura más moderna,  posiblemente barroca. Una imposta de media caña y bocel recorre todo el  contorno de la capilla mayor, muy fragmentada en algunos  tramos. La iluminación de este espacio se consigue a través  de tres ventanas, una en cada muro, con un esquema  idéntico al que muestran al exterior, es decir arco de  medio punto y arquivoltas de bocel que descansan en  columnillas sobre las que se disponen capiteles de hojas  alargadas rematadas en bolas. En la parte baja de los muros de la cabecera se disponen  parejas de arcos de medio punto ciegos cuya función  exacta se desconoce. El paso de la cabecera a la nave se resuelve mediante  arco triunfal apuntado que descansa sobre dos pares de  columnas coronadas por sendos capiteles de hojas rematadas  en cogollos. Los cimacios muestran cintas perladas  que se entrecruzan encerrando cuatripétalas puntiagudas.  La nave central se divide en seis tramos separados por  arcos apuntados de piedra de nueva factura con reutilización  de algunos sillares antiguos. Se cubre con cubierta de  madera a dos aguas recompuesta hace escaso tiempo.  Cuenta con coro a sus pies, muy deteriorado, posiblemente  levantado durante las reformas del siglo XVI. El mal estado  de los dos lienzos laterales responde a las continuas  reformas sufridas, unido también a los estragos causados  por la guerra civil. A ambos lados de la nave nos encontramos  con un verdadero caos de vanos de diferentes épocas,  fundamentalmente de dos tipos: unos, alargados y de  medio punto, que pudieron ser antiguas ventanas y otros,  más anchos, situados por debajo de los anteriores y rompiéndolos,  que pudieron servir para altares o enterramientos.  Algunos se encuentran reformados al mismo tiempo  que se colocó la nueva cubierta y se levantaron los arcos  formeros de la nave; otros parcial o totalmente tapiados.  Por último, hay que hacer mención de la cripta situada  bajo la cabecera, a la que se accede actualmente desde  un patio anejo que en su día perteneció al convento de  Santa Clara, pero que hoy es propiedad privada. Es de  planta rectangular y se cubre con una bóveda de cañón  apuntado.
           
        
    