Identificador
              19102_01_025n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 49' 23.45'' , -3º 24' 23.65''
          Idioma
              
          Autor
          Ezequiel Jimeno Martínez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Cubillo de Uceda
          Municipio
              Cubillo de Uceda
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              AFINALES DEL SIGLO XII y principios del XIII se introduce  en la Alcarria un nuevo estilo arquitectónico  y decorativo que mezcla el arte románico con el  mudéjar, por influencias árabes que quedaron arraigadas  en la península. Es, pues, éste un ejemplo del románico  mudéjar alcarreño. Se trata de un templo que, aunque  modificado y con añadidos en el siglo XVI, conserva en su  planta actual la torre y el ábside primitivo. Es un edificio  cuya planta presenta una única nave ampliada, tanto en  altura como en anchura, con respecto a la cabecera románica,  con un pórtico adosado en la parte meridional al que  se añade un cuerpo rectangular para sacristía, en la parte  más oriental, que tapa casi por completo el ábside mudéjar  por este lado. A poniente se sitúa la portada principal  de ingreso, magnífica obra de la primera mitad del siglo  XVI, de estilo plateresco, escoltada por dos jambas molduradas  y adinteladas por un arquitrabe de exquisita decoración  tallada con un medallón central y grutescos. Se remata  con gran friso en el que el tímpano central, cerrado, lo  ocupa una talla de San Miguel escoltada por sendos flameros.  Lo más interesante al exterior es la cabecera de la iglesia,  de testero recto y ábside semicircular construido a  base de hileras de ladrillo, influenciado por el aparejo toledano.  Una influencia que tiene su reflejo en el modelo  constructivo de otras iglesias de la provincia, como El  Pozo de Guadalajara, Aldeanueva de Guadalajara o Galápagos.  El resto de la iglesia se construye a base de mampuesto  de piedra rodada, con sillares de refuerzo en las  esquinas. La cabecera se levanta sobre un basamento de  tres hileras de piedra sillar de gran tamaño. Sobre éste se  dibujan las hiladas de ladrillo que le otorgan el típico aire  mudéjar. Un material barato y consistente que permitía  realizar multitud de variantes con respecto a la piedra utilizada  hasta entonces. El ladrillo tenía menor coste que la  piedra, y además se añadía la circunstancia de la escasez  de piedra de buena calidad por estas tierras. El uso del  ladrillo, más manejable que la piedra, hace posible el juego  de hiladas superpuestas unas con otras, formando diferentes  tipos de decoración: dientes de sierra, hiladas horizontales,  arquillos ciegos de medio punto, etc. La cabecera,  por tanto, se levanta sobre un basamento de tres hileras de  piedra sillar de gran tamaño. Sobre este basamento se  dibujan las hiladas de ladrillo que le otorgan el típico aire  mudéjar. Recorren el ábside tres filas horizontales o bandas  de arquillos ciegos de medio punto, pero de diferente  composición: arquillos dobles en los niveles inferiores y  simples en los superiores. En la fila central se abren, a su  vez, tres vanos de medio punto, uno central y dos laterales,  que permiten la entrada de luz al interior. Remata por  encima de ellos una banda con vanos ciegos rectangulares  y una cornisa. Junto a la cabecera, en la panda norte, se adosa la  torre de la iglesia, que se levanta sobre recio basamento de  piedra y se construye con hiladas de ladrillo. Se trata de  una torre de planta cuadrada y dos cuerpos, en el inferior  se abren vanos en dos de sus caras, uno con arco polilobulado  rematado con dientes de sierra y el otro con arco de  medio punto; sobre éstos, dos parejas de arquillos ciegos  doblados. El segundo cuerpo tiene tres vanos abiertos para  las campanas.  Al interior la iglesia destaca por la altura de la nave  central, reconstruida sobre la iglesia primitiva, de gusto  renacentista tanto por los aspectos decorativos, que nos  preceden en el exterior con la portada, como por la amplitud  de sus tres naves, separadas entre sí por arcos fajones  de medio punto que descansan sobre columnas de fuste  liso y capitel clásico. De gran belleza artística es la  techumbre de las naves, un artesonado de madera ochavado,  para la central, y recto en las laterales, de estilo mudéjar.  Aunque lo que realmente destaca de su interior es la  cabecera, con presbiterio recto y ábside semicircular,  totalmente construida en ladrillo. Se empiezan a apreciar  las evoluciones en la arquitectura románica, no por el  material utilizado, sino por la disposición del arco ojival  para sus bóvedas de medio cañón apuntado. El paso de la nave central al presbiterio se resuelve  mediante un arco triunfal de medio punto desde donde  arranca la bóveda de cañón apuntada que cubre el presbiterio.  El presbiterio se cubre con bóveda de cañón apuntada,  con un arco intermedio de refuerzo adosado a la bóveda  y que desciende sobre pilastras también adosadas al  muro. El ábside propiamente dicho se cubre con una cúpula  de cuarto de esfera; todo el conjunto está realizado en  ladrillo. La iluminación se consigue con la apertura de tres  pequeños vanos de medio punto, abocinados para aprovechar  mejor la luz del exterior y difundirla al interior del  templo. Cabe destacar los arcos ciegos que se encuentran  en los laterales del presbiterio, de herradura y de medio  punto ligeramente apuntados, excepto en el lado meridional  del presbiterio en que se rompe parte del arco y de la  estructura del ábside para abrir un hueco hacia la dependencia  de la sacristía, la cual engloba dentro de ella parte  de la fachada del ábside que no se aprecia al exterior.