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Portadas del atrio y de la iglesia

Identificador
19065_02_006n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 16' 53.36'' , -3º 12' 52.68''
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Villacadima
Municipio
Cantalojas
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN PEDRO se yergue aislada en un extremo del pueblo, rodeada en sus frentes meridional y oriental por un pretil que delimita su atrio. A este recinto se accedía en origen por dos puertas abiertas en los extremos, de las cuales sólo queda en pie la occidental formada por un arco de medio punto cuya decoración y estructura remiten al siglo XVI. El templo propiamente dicho evidencia varias fases constructivas que van desde comienzos del siglo XIII hasta época barroca. Se trata de un edificio construido de sillería caliza, salvo el muro occidental que es de mampostería. Consta de tres naves cubiertas de madera, separadas por grandes arcos apuntados y rematadas en capillas de testeros planos. Del primitivo templo románico que precedió al actual sólo queda la portada meridional y tal vez parte del muro de los pies. Era probablemente una construcción de nave única y un ábside semicircular, como la mayoría de los templos románicos conservados en la zona. A finales del siglo XV o comienzos del XVI se llevó a cabo una profunda reforma que transformó por completo la fábrica original. De una nave se pasó a tres y la portada románica se trasladó al nuevo muro sur. Como era norma habitual se reutilizaron también otros materiales del viejo edificio, como los canecillos de nacela que soportan las cornisas de las naves y abundantes sillares románicos con las habituales marcas de cantero. La portada presenta el mismo esquema compositivo que las de Campisábalos (San Bartolomé y capilla de San Galindo), aunque denota un tratamiento más vulgar y una excesiva esquematización de los motivos vegetales que ornan los capiteles. Consta de un arco de ingreso lobulado, con una especie de medallones avenerados que albergan florones. Sigue a continuación una arquivolta con zigzags contrapuestos, otra de nacela, otra de baquetón y por último un guardapolvo decorado con tallos ondulantes de hojas picudas. La línea de imposta y los capiteles de las seis columnas que soportan las arquivoltas muestran motivos vegetales muy estereotipados y geometrizados, que denotan unos recursos técnicos por parte de sus autores más bien pobres, muy alejados de la destreza demostrada por los canteros de Campisábalos. Hemos de señalar, además, que gran parte de las piezas que forman esta portada, especialmente los arquillos del arco de ingreso (salvo los tres de la derecha), son de factura posmedieval. Las marcas de los instrumentos de talla, trinchante y sobre todo gradina, parecen demostrar que la portada fue rehecha en parte al ser trasladada desde su antiguo emplazamiento. Lo mismo podemos decir de los canecillos del tejaroz. La mayor parte del muro occidental parece corresponder a una fase más antigua que el resto de la fábrica, aunque no nos atrevemos a certificar que sean de época románica. En la parte superior de este muro se adivinan los huecos de una antigua espadaña que fue inutilizada tras la ampliación del templo y sobre todo tras la construcción de la torre. Esta última está adosada a los pies del templo, coincidiendo en su mayor parte con el muro de la nave del evangelio. Aunque su construcción se ha asignado al siglo XVII pensamos que corresponde a la centuria anterior. Se accede a ella desde el interior de la nave del evangelio y se compartimenta en varios pisos, el segundo de los cuales parece que tuvo una finalidad residencial, como parece demostrarlo la chimenea dispuesta en el muro norte y la ventana con asientos laterales en el sur. En el interior del templo, como ya hemos dicho, encontramos tres naves techadas de madera separadas por dos arcos apuntados a cada lado que apoyan directamente sobre el muro. A los pies de la nave de la epístola hay restos de una escalera de piedra y de un arco por el que seguramente se accedía al coro o tribuna dispuesto sobre la parte occidental de la nave central. Durante las obras de restauración del templo se descubrió una inscripción en la techumbre de la nave central en la que constaba el nombre de Francisco de Blas y el año 1649. Este dato se ha interpretado como la firma del artífice del artesonado y el año de ejecución. Sin embargo, los restos que se conservan del artesonado, especialmente los tirantes, los cuadrales y las ménsulas, además de algunos restos de policromía, parecen remitir a una época anterior. No nos extrañaría que el mencionado artesonado fuera ejecutado tras la reforma del templo, es decir a finales del siglo XV o comienzos del XVI y que Francisco de Blas sólo fuera el responsable de algunos arreglos realizados a mediados del XVII. La capilla mayor se cubre con una bóveda tardogótica de terceletes, lo mismo que la del evangelio. En el muro sur se conserva una aspillera, cegada tras la construcción de la capilla de la epístola, que bien pudiera corresponder a la primitiva construcción románica. En el lado contrario se abre un arco apuntado que da paso a una sacristía cubierta con bóveda de cañón. La capilla de la epístola es de planta cuadrada y se cubre con sencilla bóveda de crucería. En el muro sur hay un arcosolio funerario al que debían de acompañar otros dos que fueron desmontados en época imprecisa. Por último merece la pena mencionar dos enterramientos situados en la nave central. Se trata de losas situadas a ras de suelo con inscripciones muy desgastadas. Una muestra un escudo cuartelado con yelmo en el timbre. En el primer cuartel, una banda engolada y dos estrellas; en el segundo cuartel una mano armada de espada; en el tercero un castillo sobre ondas; y en el cuarto veros. La otra lápida está situada junto a las gradas de la capilla mayor y se decora con la siguiente inscripción: ESTA SEPVLTURA / DOTARON JVAN DE / LIZERAS DEL MVIO / Y JVANA MARIA SV / MVJER PARA ELLOS / SVS HIJOS Y DE(s)ZE(n) / DIE(nte)S DE HELLOS Y DE JV / ANA TOR(r)ES SV PRI / MERA M(uje)R QVE / AQVI ESTA SE(pulta)DA / AÑO DE MDCCX Del mobiliario litúrgico que tuvo el templo sólo queda in situ el Crucificado que preside la capilla mayor y la pila bautismal. La primera es una talla muy popular del siglo XVII realizada en madera policromada y la segunda una pieza del XVI decorada con gallones. Además, en el Museo Diocesano de Sigüenza se custodian algunas piezas procedentes de esta iglesia, entre las que destaca un calvario gótico de madera policromada.
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