Identificador
40447_01_027
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 4' 57.10" , -4º 25' 24.77"
Idioma
Autor
Clara Martín García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Nieva
Municipio
Nieva
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN, enclavada en el centro del conjunto urbano en el lateral suroeste de la plaza, es de una sola nave, con doble cabecera, la románica, situada al este, es de tramo recto y hemiciclo, mientras que la situada en el frente opuesto, edificada en el siglo XVII según los parámetros barrocos, es de cabecera recta precedida por un corto transepto. En la fachada sur se halla el pórtico románico con su consabido ábside, que posteriormente pasó a formar parte del interior del templo, y ejerció su función de atrio uno nuevo de estilo barroco. La primera fase constructiva tendría como resultado la nave con su cabecera así como la torre situada en el tramo previo al presbiterio; en un segundo momento se llevaría a cabo la edificación en el frente meridional del segundo ábside así como del atrio. El ladrillo cuenta con un gran protagonismo en todo el edificio, habiéndose empleado la mampostería únicamente en el levantamiento del ábside lateral, así como en el basamento de la cabecera y en otra serie de elementos ocultos por varias capas de enlucido. El exterior muestra una magnífica cabecera, el ábside principal sigue los cánones del románico de ladrillo, creando un hemiciclo poligonal de nueve paños, asentado sobre un zócalo de mampostería enlucida y dividido en tres alturas. Como remate un sencillo friso de esquinillas sobre el que se asienta una cornisa de triple escalón. La decoración exterior del tramo recto únicamente es visible en el frente norte. Se trata de dos arcos doblados de proporción vertical, enmarcados por alfiz, sobre el que se sitúan una línea de seis rectángulos estrechos y con la misma cornisa del ábside. El acceso al templo se realiza por sendas puertas situadas al norte y sur. La primera de ellas cuenta con cuatro roscas de medio punto con perfil nacelado apoyadas sobre una imposta de ladrillo cortada con el mismo perfil y un sencillo alfiz sirve como marco. La segunda se trataría de aquella que comunicaría el atrio románico con la nave. Sigue el mismo esquema que la anterior siendo la única diferencia el número de roscas, en este caso tres en vez de cuatro. A esto habría que añadir que sobre los laterales del alfiz descansan los arcos fajones que sustentan la bóveda de cañón que ejercía la función de cubierta para el atrio. El atrio es una de las partes más importantes del templo. Aunque en el siglo XVII se decidió ampliar la iglesia, se respetó su estructura primitiva. Con un vano central a través del cual se accede al espacio interior, a cada lado se distribuyen tres arcos de medio punto en ladrillo que descansan sobre sendas columnas pareadas cuyos capiteles sustentan una magnífica decoración. Comenzando por el más alejado de la cabecera, todos ellos tallados por sus cuatro lados, cuentan con el mismo cimacio de perfil de gola. Cuatro grifos flanquean los laterales del primero de ellos. Esta misma iconografía se encuentra en el lateral derecho del segundo, pero ahora los grifos presentan una talla más cuidada, mientras que el lateral izquierdo muestra una escena de lucha entre dos jinetes. El tercero de los capiteles muestra a cuatro leones, siendo dos amarrados por la cabeza por una figura humana, y entre los cuales hay motivos vegetales entrelazados. El último de ellos vuelve a contar con iconografía basada en animales fantásticos, pero ahora son cuatro arpías las que se hallan en cada una de las esquinas del mismo. El atrio fue rematado por un ábside que actualmente es ocupado por la sacristía, pero que en origen daría cabida a una pequeña capilla a la cual se accedería a través de un arco ligeramente apuntado y doblado, sobre el que hay un friso de esquinillas, y en cuyos laterales se sitúa un arco de medio punto cegado de destacada proporción vertical. Al exterior, el ábside, elaborado con mampostería enfoscada, únicamente cuenta con el ladrillo para los elementos decorativos, más concretamente dos líneas de verdugadas así como un friso de esquinillas y la cornisa idéntica a la del ábside contiguo. En el interior no se conservan los rasgos originales que ya fue decorado con yeserías góticas y barrocas. En el interior del templo, la nave está dividida en tres tramos por arcos fajones apuntados de ladrillo, siendo el más próximo a la cabecera, dividido a su vez en dos tramos más estrechos por otro arco fajón doblado de menor altura que actúa de refuerzo ya que la torre se asienta sobre este espacio. La línea de imposta nacelada, bajo la cual se sitúa un friso de esquinillas, recorre toda la longitud de los muros, que a su vez cuentan con un arco ciego doblado apuntado en cada tramo. El acceso a la cabecera se realiza a través un arco de medio punto doblado, cuya luz se vuelve a ver reducida respecto a los arcos anteriores, que se apoya sobre la imposta que recorre toda la cabecera. En cuanto al tramo recto precedente del ábside, es dividido en dos tramos por un arco fajón idéntico al anterior, habiendo en cada uno de los tramos un arco ciego de medio punto doblado. La iluminación interior se consigue a través de tres vanos que corresponden con tres de los arcos externos. Se trata de tres arcos dobles en ladrillo que se asientan sobre una línea de imposta que únicamente se encuentra en el hemiciclo. Durante la última intervención de restauración fueron sacados a la luz restos de las pinturas murales que decoraban el interior; en la mayor parte de los casos solamente se conservan las capas preparatorias tal y como ocurre en el ábside y muros de la nave, pero en el muro norte del atrio, junto a la cabecera del mismo, y muy próximo a la bóveda, aún se percibe la presencia de tres personajes. Presumiblemente se trata de la escena de la Anunciación a los Magos del Nacimiento del Señor, ya que parte de las alas del ángel todavía son visibles, y los personajes van ataviados con los atuendos y tocados propios de su rango. El último de los elementos destacables de la iglesia es su magnífica torre, situada sobre el último tramo de la nave, de planta rectangular, cuenta con dos cuerpos ambos edificados en ladrillo que parten de un basamento de ladrillo a partir de un arco apuntado que descarga todo el peso sobre los muros de la nave. Ambos cuerpos repiten el mismo esquema de doble arcada en los frentes largos y uno en los cortos. Los vanos del cuerpo inferior son de arco levemente apuntado doble sobre imposta de ladrillo y rematados por friso superior de esquinillas, mientras que los del superior son de arco de medio punto con imposta que recorre todos los frentes y sin remate alguno. El clásico chapitel barroco de pizarra cubre la torre. El acceso a la torre, que se ha mantenido hasta hace unos años, se realizaría desde el interior del atrio románico a través de una escalera que conduciría a la parte superior de la bóveda abriéndose un arco apuntado de descarga tanto en el muro norte como en el sur en el interior de la torre. Para acceder a los dos cuerpos con los que cuenta dicha torre dos tramos de escaleras en ladrillo son el acceso al primer cuerpo, mientras que para el segundo se optó por la madera para elaborar los peldaños. Este modelo se verá repetido en otra serie de iglesias de la provincia como son la de San Clemente y la Santísima Trinidad de Segovia o la parroquial de Carbonero.