Identificador
              19112_01_051n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 24' 58.95'' , - 3º 0' 28.77''
          Idioma
              
          Autor
          César del Valle Barreda,Víctor Manuel Ricote Ridruejo
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Escopete
          Municipio
              Escopete
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              LA IGLESIA PARROQUIAL DE ESCOPETE, bajo la advocación  de la Asunción de la Virgen, se alza en las afueras  de la localidad, emplazada en el extremo occidental  del núcleo poblacional. Los vecinos del lugar de  Escopete reiteraban ya durante el reinado de Felipe II, que  en el dicho lugar hay solamente una iglesia y la advocación  de ella es Nuestra Señora de la Asunción.  La planta del edificio presenta una sola nave rematada  con un presbiterio cuadrangular en su cabecera, y la  espadaña, siguiendo un modelo clásico de sus orígenes, se  levanta a sus pies. Su estructura principal se levanta sobre  una disposición muraria mixta, en la que se combina el uso  de sillería de piedra, sobre todo en los lugares más significativos,  vanos y esquinas, y la mampostería del grueso de  los muros, en mayor medida. La descrita disposición guarda  una tipología clásica de las iglesias románicas estudiadas  en la zona, que se han situado en torno al siglo XIII,  época en la cual se encontraba ya la aldea bajo el dominio  de la orden de Calatrava. El conjunto que nos ha llegado conservado del templo  es, en su mayor parte, producto de reformas posteriores  culminadas a mediados del siglo XVI. No en balde el licenciado  don Fernando de Acuña, defensor de Pastrana, se  manifestaba indignado por aquellas fechas, en el documento  que recogía las alegaciones jurídicas que a su cliente  asistían, para oponerse a la exención de Escopete. Grave  agravio consideraba el jurista el hecho de que el 24 de  marzo de 1537, se abriese la primera sepultura en la que  describe de manera esclarecedora, como nueva iglesia de  Escopete, al entender que la entonces aldea carecía de términos  propios, por estar sujeta a su defendida, la villa  ducal. Pese a la notable transformación sufrida por los principales  elementos del conjunto en los años cuarenta del  pasado siglo, aún es posible vislumbrar las características  más reseñables de su disposición y traza originales, definidas  por el tamaño reducido de sus dimensiones y el menguado  volumen interno de estos primitivos templos alcarreños,  erigidos durante la repoblación, que debió de  gozar tanto de reminiscencias románicas, como góticas  más tardías. En el lado del Evangelio encontramos, sin  embargo, el único vestigio conservado de su primitiva  traza: la notable portada principal.  La portada principal del edificio abre a mediodía, protegida  por un reducido tejaroz cubierto y flanqueada por  sendas paredes laterales. La estructura se dispone sobre un  cuerpo recrecido de sillería, que descansa sobre el muro  que la sustenta. Está compuesta por cuatro arquivoltas  levemente apuntadas, de clara factura románica, que antecede  ya a las nuevas formas góticas paulatinamente  implantadas, y rematada en el exterior con una cenefa  decorada con puntas de diamante. Sobre el arco apuntado  se superponen las arquivoltas de variada decoración, cuya  descripción desde el interior hacia el exterior sería la  siguiente: la arquivolta interior de las dovelas del arco de  entrada es abocinada, como el de sus pares que la preceden,  y está también surcada por una moldura que sobresale  moderadamente con respecto al paramento que la  soporta. El intradós del mismo muestra una tipología  decorativa semejante, siendo significativo que los baquetones  diagonales de ambas caras no formen ángulo entre  ellos. El bocel interior de las dovelas se nos muestra ornamentado  con un cordón corrido en zigzag, que tanto  Nieto Taberné como Ballesteros San José coinciden en  relacionar con el localizado en la portada de la ermita de  Cubillas en la cercana Albalate de Zorita. El conjunto descansa sobre jambas laterales, exentas  de decoración, que arrancan, al igual que las columnas  contiguas, directamente desde el nivel del propio suelo de  la calle, sin intercesión previa de peldaño alguno. En uno  de los sillares que componen la jamba izquierda de la puerta  encontramos una inscripción, cuyo deficiente estado de  conservación convierte en casi ilegible el texto que alberga.  A dicho texto hacían ya referencia a finales del siglo  XVI los informantes que respondieron al interrogatorio  enviado por Felipe II: es una Iglesia muy antigua y consa-  grada de siete obispos, los cuales dejaron siete sellos dentro  de la dicha iglesia en unas piedras, el uno mayor que  los demás, de colores diferentes, los cuales dichos sellos  por la grande antigüedad de la dicha y porque se quería  caer y hundir, la tornaron a reedificar y quitar los dichos  sellos, y un letrero que estaba en una piedra en la puerta de  la dicha iglesia en el cual letrero decía cuando la dicha  iglesia fue consagrada las dos primeras líneas hacen mención  a la fecha de su consagración y quién la consagró.  Las otras tres arquivoltas presentan también boceles  decorativos que, en su caso, en lugar de apear sobre jambas  apoyan sobre columnas coronadas por capiteles que  recrean, con sobriedad, motivos vegetales de gusto naturalista.  Su banda superior de cimacios se halla notablemente  deteriorada, al igual que la propia cesta del capitel,  y los estilizados y exentos fustes notablemente degradados  por el castigo al que se han visto sometidos por la erosión.  Los fustes se conservan y son exentos y monolíticos. Las  basas comparten la mencionada situación de grave deterioro;  únicamente en el lado derecho, contigua a la jamba  de acceso, son apreciables leves motivos de carácter geométrico. Del conjunto de tres arquivoltas, tanto la primera y  más próxima a la que circunda el arco de entrada, como la  tercera, externa, recercada por la moldura del arco, presentan  una disposición decorativa similar: configurada por  una fina hendidura inicial, seguida por una más ancha convexa,  rebajada en media caña, simétricamente dispuestas a  ambos márgenes del gran baquetón situado en el centro.  La segunda arquivolta, inscrita entre las anteriores,  consta de una estrecha hendidura inicial, adosada a un  reducido bocel, que flanquea ambos lados de un gran  baquetón, que nuevamente ocupa la posición central. Los  boceles y baquetones, de diversas dimensiones, dispuestos  en las tres arquivoltas descritas, gozan de una característica  común con respecto a su decoración: la sobriedad del  conjunto, alterada en parte por la variedad de molduras y  volúmenes empleados en el mismo, pero claramente definida  por la ausencia total de elementos ornamentales en  todas sus molduras. Las notables similitudes que guardan ambas portadas,  la parroquial de la Asunción de Escopete y la de la ermita  de Cubillas de Albalate, no sólo se limitan a los motivos  empleados en las arquivoltas, especialmente patentes en la  del arco de acceso, la más representativa; molduras que en  ambos casos son casi idénticas, diferenciándose únicamente  en el apuntamiento más leve que presenta el arco en la  de Escopete y que al tener una arquivolta más, las columnas  sobre las que apean son tres, en lugar de las dos únicas  que sostienen la portada principal de Nuestra Señora de  Cubillas.  Estas características también las pudo compartir en su  momento la iglesia del antiguo despoblado de Sever, en  estado ruinoso ya en el siglo XVI e integrada en la propia  parroquia de Escopete, como apuntaban los vecinos de la  localidad: El curato de ella tiene un anexo que se dice  Sever, que es un despoblado y en él hay una iglesia que se  dice la advocación de ella, San Pedro y está solamente con  unas paredes a la redonda muy antiguas y en ella no hay  campanas ni se dice misa, solo hay en el dicho lugar un  lego, que reside por cura en la dicha iglesia y del anexo se  lleva su renta conforme a las rentas arzobispales del arzobispo  de Toledo. Desde la notable portada se accede al interior de su  única nave, que se prolonga hacia la recta cabecera,  cubierta por una bóveda de cielo raso y emplazando un  coro en alto a sus pies. Apenas quedan restos visibles de su  factura inicial, puesto que la mayor parte de los elementos  conservados en la actualidad son fruto de las sucesivas  transformaciones a que se vio sometido el edificio a lo  largo de su dilatada vida, y especialmente las sufridas en el  siglo XVI.  En el muro norte, opuesto al de la portada de acceso,  levantado sobre obra de mampostería y rematado con sillería  en las esquinas, se aprecia una serie de contrafuertes  adosados y un pequeño recinto murado donde se ubica el  actual cementerio. Desconocemos si fue ésta la disposición  original del camposanto cuya consagración tantos quebraderos  ocasionó a la feligresía entrada ya la Edad Moderna.  Peliaguda situación que propició, incluso, enfrentamientos  con la propia Pastrana y que se resolvió satisfactoriamente  para los vecinos, y así lo hacían patente: que habrá poco  más de treinta años en 1537 que se trajo licencia del prelado,  para enterrar los difuntos porque por estar consagrado  antes no se enterraban. Al pie de la nave se dispone la espadaña, de moderna  ejecución, alzada sobre dos cuerpos: el primero afianzado  con contrafuertes, sobre mampostería y aparejo de sillar en  las esquinas, y el segundo, gradualmente estrechado a  medida que las hiladas ascienden, con un singular remate  lateral con aletones. En la parte superior se abren dos  vanos en los que se emplazan las campanas, coronadas con  un pequeño campanil, flanqueado por sendos pináculos.  La reiteración de semejanzas ha llevado a plantear la  hipótesis de que en las dos iglesias citadas hubieran intervenido  los mismos artífices, un grupo de canteros que  podrían haber participado también en otras iglesias coetáneas  diseminadas por la comarca, como afirma don Plácido  Ballesteros, realizando un detallado análisis comparativo,  dentro de las dificultades que para ello ofrece el  estado de sus restos, se podría comprobar si las primitivas  iglesias de esta comarca respondieron a reglas constantes  y uniformes, con pocas alteraciones, lo que nos situaría  ante la existencia de una escuela constructiva.
           
        
    